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29 febrero, 2012

¿TRATA LA ESCUELA A NUESTROS HIJOS COMO PERSONAS PENSANTES?

Las quejas sobre los resultados educativos son una constante muy extendida tanto en familias como en profesorado. Quejas que casi siempre van dirigidas a los culpables que son, los otros. Y dentro de los culpables están las leyes educativas. Por eso, cuando se piensa en en una reforma se piensa en cambiar la Ley o algún aspecto de la la ley. Quizás, porque los que promueven las reformas están alejados del tajo de la escuela y no piensan que donde hay que incidir es en lo que pasa dentro de la escuela. ¿ Qué pasaría si aquí si en vez de pensar en quitarle un año a la ESO se propusiera, como se hizo en Finlandia, tratar a todo el alumnado como " personas pensantes" 
" Hace diez años cambiamos la idea del profesor frente a la pizarra diciéndoles a los alumnos lo que tienen que hacer. Ahora hablamos de un aprendizaje activo El efecto que ha tenido en los estudiantes esta forma de enseñar va más allá de los buenos resultados…. Estamos formando chicos más seguros, dispuestos a dar sus opiniones, a intercambiar ideas, a reflexionar. Y eso es porque "los estamos tratando como personas pensantes”[1]
En esta breve cita se resume cual es la base de la eficacia del sistema educativo finlandés. Hasta ahora lo que se resaltaba del sistema educativo finlandés eran sus excelentes resultados académicos. Pero,  el éxito académico va precedido, entre otras cosas, de un cambio de mentalidad del profesorado. Hace diez años cambiamos la idea del profesor diciéndoles a los alumnos lo que tienen que hace
Sin embargo, aquí en nuestro país se sigue todavía diciendo al alumnado lo que tienen que hacer:
- Abrid el libro por la página tal.
- Hoy voy a explica tal cosa, estar atentos.
- ¿Lo habéis entendido?
Suena el timbre
-Para mañana vais a hacer los ejercicios de la página tal, menos el 3 y10
Y recordad que el lunes tenemos el  examen.
- ¡Profe, este fin de semana es carnaval.
- A callar
Y así un día y otro.
El cambio ha consistido en pasar a un aprendizaje activo que no hay que confundir con una metodología activa. No se trata de sustituir una metodología, por ejemplo la expositiva, por la activa. Se trata más bien, de posibilitar un escenario en el que tengan cabida aquellas estrategias que posibilitan el aprendizaje con la implicación y protagonismos del alumnado. Un aula en que el grueso de la actividad lo constituyan las interacciones, el diálogo, el intercambio de ideas y opiniones, la creatividad, la reflexión sobre que se hace y como se hace. En definitiva, estrategias que colocan al alumnado en situación de pensar en que hacer Y termina la cita  de Rossi con una frase que encierra la filosofía del cambio: por que los estamos tratando como personas pensantes! Fabuloso! Tratar al alumnado como “personas pensantes” capaces de implicarse y participar en su propio aprendizaje y no como autómata que hacen lo que dice y decide el profesorado y además sin rechistar.
Por el contrario, aquí todavía sigue existiendo una elevada proporción de escuelas, en las que sigue predominando los métodos expositivos.  Es decir, hablar, escuchar y callar. Lo que provoca lo inevitable: cansancio, aburrimiento, distracciones, interrupciones, deseos de ausentarse, altercados disciplinares… Lo que se traduce en desánimo y pérdida de tiempo del profesorado para mantener el silencio y el orden. Esta forma de enseñar es lo más parecido a lo que Freire llama educación bancaria[2]. Educación que parte de la base de que es el enseñante el que posee el saber. Saber que debe de transmitir al alumnado que no sabe. El alumnado es como un receptor que a modo de recipiente debe ser llenado de contenido. Por eso, el papel de los y las estudiantes consiste en memorizar y repetir sin participar en el proceso.  Esta forma de proceder queda muy lejos de lo que, hoy, tendría que ser una clase en la que como dice Tracey[3] :"El alumno debe ser el protagonista de las clase, no el maestro. El profesor tiene que dejar de lado, aunque le cueste, su papel de protagonista excluyente”. Lo que significa, nada más ni nada menos que cambiar los papeles, al permitir que sea el alumnado el verdadero protagonista. La única manera de lograr ese objetivo es involucrando al alumnado, de una forma activa, en su proceso de aprendizaje.
Este cambio de papeles supone en primer lugar, el cambio del modelo tradicional del aprendizaje pasivo, memorístico repetitivo por el de aprender haciendo[4]. Lo que significa, según Maarit Rossi, hacer cálculos matemáticos a partir del rebote de una pelota, donde ellos deben recolectar datos, hacer mediciones, decidir si van a probar con una pelota más grande, si cambiarán de lugar, etc.“La idea es que los alumnos construyan su propia estructura de aprendizaje y para eso necesitan testear, practicar, debatir, compartir con sus compañeros”. Estrategias muy alejadas del método expositivo que, todavía se sigue utilizando en la escuela de la tarima y la pizarra. Alguien recuerda a sus hijos e hijas, al volver de la escuela, relatar con ilusión sus aprendizajes en la clase de matemáticas desde el debate, la interacción con los compañeros.

Además, este cambio de papeles exige una organización del aula de una forma totalmente diferente, a fin de facilitar la interacción dialógica, el debate, la experimentación, el ensayo, el error…. Aulas dónde el aprendizaje deje de depender y estar condicionado, al cada vez más limitado, saber del profesor y profesora.  Este cambio de la organización del aula, nunca impuesto ni forzado, debe partir del convencimiento, de cada profesor y profesora, de que el aprendizaje en la sociedad de internet ya no depende en exclusiva de él, como ocurría en la sociedad industrial. Hoy, cualquier persona con un simple clip puede acceder a una información muy superior a la que pueda poseer un profesor y profesora[5] Además, el aprendizaje tanto en el aula como fuera depende, en gran medida, de la riqueza e intensidad de las interacciones que se realicen entre las personas.  Interacciones basadas en un diálogo que nos permite intercambiar ideas, enriquecer y profundizar los significados y conjuntamente crear conocimiento.

Ahora la pregunta del millón. Si hoy existen más que suficientes experiencias educativas que han demostrado y siguen demostrando que una escuela que cambia, la enseñanza expositiva por estrategias de aprendizaje y organiza el aula de una forma flexible, convirtiendo a su alumnado en protagonista de su propio aprendizaje, logra el éxito de “todo el alumnado” ¿qué ocurre para que no cunda el ejemplo? ¿Qué ocurre para no enfrentar los cambios que exigen dejar de tratar al alumnado como autómatas y pasar a tratarlo simplemente como persona?

Mientras se siga impartiendo, en tantas y tantas escuelas, unos aprendizajes “teórico-memorísticos,” basados en la capacidad de retención y memorización y alejados de la vida real. La escuela seguirá condenando a todo el alumnado al aburrimiento, desmotivación y a un aprendizaje alejado de sus intereses. Lo que conduce irremediablemente a un porcentaje importante  de alumnado a la repetición y al fracaso escolar

17 de febrero de 2012
Ginés Martínez Cerón
Asociación Educación Pública Siglo XXI


[1] Maarit Rossi Directora general de la escuela secundaria Kirkkohariu en el municipio de Kirkkonummi, Finlandia. Es licenciada en ciencias matemáticas, físicas y químicas de la universidad de Turku, Finlandia y es maestra en educación por la universidad de Jyväskylä.
[2] Freire Paulo. Pedagogía del oprimido ( 1969),
[3] Tracey Tokuhama Espinosa. Directora de IEDEA y profesora Universidad San Francisco de Quito  de Educación y Neuropsicología

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