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27 febrero, 2012

LA EDUCACIÓN PRIMARIA TIENE LA OBLIGACIÓN DE LOGRAR LA COMPETENCIA DE TODO EL ALUMNADO

El primer tramo de la educación obligatoria está constituido por La Primaria. Es la etapa en la que se debe cimentar el edificio educativo que cada niño y niña se va a construir a lo largo de su permanencia en el sistema educativo.  Nadie alberga la menor duda que la solidez del edificio reside en unos cimientos adecuados.


¿Qué pensaríamos si viéramos en la construcción de cualquier edificio unos cimientos mal estructurados o agrietados? ¿Cuál sería nuestra reacción? Sin embargo, esto es lo que ocurre en Primaria cuando nos encontramos con un 15% de repetidores, lo que es igual a retraso y un 16 % que no terminan la Primaria con su edad correspondiente, es decir a los 12 años.

¿Quiénes son los culpables de esta cimentación tan deficiente la administración, la escuela, la familia o el niño? ¿Es admisible que en el siglo XXI la escuela no pueda o no sepa construir con garantía de éxito todos los cimientos?

Nuestro sistema Educativo ha logrado que todos los niños y niñas de nuestro País tengan acceso a la educación. Lo que supone que cualquier niño y niña independientemente de su situación y origen tiene garantizada la igualdad de oportunidades para asistir a la escuela. Sin embargo, el que” todos” los niños y niñas tengan acceso a la escuela, no garantiza, así lo confirman la realidad educativa, que ese “todos” tengan la misma igualdad de oportunidades en la adquisición de las competencias básicas.  Es un hecho evidente que en el recorrido escolar un porcentaje de ese”todos” no consigue llegar a la meta, habiendo adquirido los saberes básicos y comunes. Porque el problema no sería llegar a la meta antes o después, sino llegar habiendo adquirido los aprendizajes necesarios y suficiente para ser un ciudadano y ciudadana competente y poder acceder a estudios postobligatorios con todas las garantías de éxito.

No obstante, la realidad nos muestra que una parte de los niños y niñas que cursan Primaria la terminan, a pesar de las repeticiones, sin haber logrado una preparación adecuada para pasar a la ESO. ¿Qué ocurre para una parte de ese alumnado no llegue satisfactoriamente a la meta? ¿Acaso la misión de la escuela pública no es posibilitar que todos adquieran los aprendizajes básicos y comunes de la enseñanza obligatoria? Si así fuera, no existirían resultados tan dispares, en el mismo grupo de alumnado, a lo largo del recorrido escolar. A veces, ante esta realidad parece que la preocupación máxima de la escuela es otra muy distinta a la de conseguir que todo el alumnado logre a lo largo de su recorrido escolar las competencias básicas.

El hecho de que la escuela deje por el camino a una parte de su alumnado es, se mire por donde se mire, inconcebible, inasumible y frustrante. Sin embargo, se ha llegado a ver casi normal que una parte del alumnado no logre el éxito. Lo que hoy día constituye un grave problema al impedir y dificultar que una parte muy mayoritaria de la comunidad educativa ni tan siquiera se cuestione si esta situación es inmutable o se puede modificar. Precisamente, porque es inadmisible que a estas alturas del siglo XXI la escuela de “todos” solamente siga siendo la escuela de una parte del alumnado es preciso preguntarse: ¿es objetivo de la escuela garantizar a todos”, independientemente de su situación de partida  los conocimientos y competencias a los que tiene derecho?, ¿Qué ocurre en las escuelas y aulas para que no se cumpla este objetivo? ¿Se puede conseguir “el del éxito de todo el alumnado” sin detrimento de la calidad educativa?

¿Qué alumnado es el que no logra el éxito?

O lo que es lo mismo que niños y niñas fraguan el fracaso escolar a lo largo de la Primaria. Es una evidencia que determinadas escuelas de barrios desestructurados, así como las escuelas que acogen a un porcentaje de alumnado procedente de familias desfavorecidas e inmigrantes acusan un rendimiento escolar más bajo. Lo que ha servido, durante mucho tiempo, como argumento para explicar que la causa del bajo rendimiento y fracaso escolar no era de la escuela, sino del contexto social de procedencia del alumnado.  Pero por si esto no fuese suficiente se crea “la ficción más eficaz y la más común consistente en hacer como si los resultados escolares de los alumnos fueran la consecuencia directa de su trabajo, de su coraje, de su atención, en resumen de todo lo que realizan libremente en su trabajo escolar. Falta de trabajo, falta de atención, falta de seriedad, son las explicaciones más comunes de los desempeños desiguales de los alumnos “[1]  o por lo menos lo que se le dice al alumnado y familias. Con ello se consigue que sea el propio alumnado el que asuma su propio fracaso porque no se esfuerza, no estudia, etc.   Lo que sirve a la escuela, muchas veces, para exculpar su responsabilidad.

Pero para no dejar totalmente abandonado a su suerte a muchos de estos niños y niñas se ideó la educación compensatoria[2]. Cuyo objetivo “es la de restaurar o recuperar las limitaciones y las dificultades de aprendizaje que presenta”[3]. Sin embargo, se ha demostrado que la educación compensatoria no ha sido la solución ya que como dice Levin creador de las escuelas aceleradas” la solución obvia sería hacer lo opuesto. Si los niños llegan a la escuela carentes de habilidades que ésta espera de ellos, el hecho de retardar su ritmo de desarrollo a través de la “remediación” los hará quedar aún más rezagados”[4].

El éxito de todo el alumnado no esta vinculado al contexto socio-económico
El Proyecto INCLUYENDO ES nos proporciona evidencias científica de cómo el desempeño educativo no está vinculado a la composición étnica de la clase (o el contexto socio económicos de las familias), sin más bien a la aplicación de las acciones éxitos basadas en la evidencia, por ejemplo grupos interactivos.  Además, los informes PISA e investigaciones recientes han demostrado que aunque el entorno social, económico y cultural tiene una gran incidencia, como no podía ser de otra manera, en los resultados, el funcionamiento del centro es un factor determinante. La importancia de este descubrimiento radica en que un centro educativo, tiene una capacidad mucho mayor para reducir las diferencias entre su alumnado que el nivel socioeconómico y cultural del alumnado.  Lo que dicho de otra forma significa que un centro educativo, que tenga una buena gestión de sus recursos, motivación y estrategias apropiadas, para lograr el nivel de competencia requerido de su alumnado, neutraliza el peso los factores socioeconómicos y culturales de las familias y mejora sus resultados.

Por contra, si un centro no dispone y/o no gestiona adecuadamente los recursos y estrategias educativas mencionadas. El peso los factores socioeconómicos y culturales de las familias, al no ser neutralizados, influirá de una forma determinante en los deficientes resultados.

Si el funcionamiento del centro tiene un peso tan fuerte en los resultados, llegando incluso, a neutralizar los factores socioeconómicos y culturales de las familias es de suma importancia y una responsabilidad de la comunidad educativa revisar su funcionamiento, a fin de mejorar y corregir aquellos aspectos que puedan impedir o dificultar las posibilidades de éxito del alumnado desfavorecido socialmente.

¿Pero que se entiende por funcionamiento de los centros?

Cuando el Informe PISA se refiere al funcionamiento de los centros hace alusión a las características de la organización y la gestión de los centros (autonomía, liderazgo, prácticas de evaluación, implicación de los padres, entre otras). Los recursos humanos y materiales educativos (ratios, calidad de las infraestructuras físicas del colegio, recursos educativos, etc.). Así como los procesos educativos en el aula (oportunidades de aprendizaje de los alumnos, tiempo que emplean en las tareas, control del rendimiento en clase, etc

Por tanto las cuestiones que se habían planteado tienen fácil contestación. ¿Es objetivo de la escuela “garantizar a todos”, independientemente de su situación de partida los conocimientos y competencias a los que tiene derecho? Si ya que existen evidencias de que así lo demuestran.  ¿Qué ocurre en las escuelas y aulas para que no se cumpla este objetivo? Sencillamente que no aplican lo que se ha demostrado que funciona.  ¿Se puede conseguir “el del éxito de todo el alumnado” sin detrimento de la calidad educativa? Evidentemente sí ya hay experiencias educativas que así lo demuestran.

Dos conclusiones:

Si existen evidencias científica de cómo el desempeño educativo no está vinculado al contexto socio económicos de las familias, sino a la aplicación de las acciones éxitos basadas en la evidencia, la escuela no puede seguir mirando para otro lado y seguir aplicando lo que se ha demostrado que no funciona.

Primera conclusión si “el buen funcionamiento de un centro” puede reducir considerablemente las diferencias entre su alumnado, a pesar  nivel socioeconómico y cultural de procedencia.  Es necesario ponerse manos a la obra y desarrollar en los Consejos Escolares una de sus competencias: Analizar y valorar el funcionamiento general del centro, la evolución del rendimiento escolar y los resultados de la evaluación que del centro realice la Administración educativa.

27 DE FEBRERO DE 2012
Ginés Martínez Cerón
Pertenece a la Asociación Educación Pública Siglo XXI


[1] Dubet françois. La escuela de las oportunidades ¿Qué es una escuela justa?
[2]  El programa de Educación Compensatoria esta destinado a garantizar el acceso, la permanencia y la promoción en el sistema educativo del alumnado en situación de desventaja social, precedente de minorías étnicas, de colectivos de inmigrantes. Así como de familias con graves dificultades  socioeconómicas
[3] J. Muntaner Joan. La igualdad de oportunidades en la escuela de la diversidad. Profesorado,,revista de currículun y profesorado (4) 1, (2000)
[4] Levin M. Hery. Las Escuelas Aceleradas: Una Década de Evolución.

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