El excluir la posibilidad de hacer
una nueva ley" de Educación viene matizado al decir que prefiere "mil veces ser capaz de acordar,
especialmente con el PSOE, una reforma de la ley actual, sobre todo, si produce
resultados". O sea, que la posibilidad de hacer una nueva ley esta
condicionada a que pueda llegar a un acuerdo con el PSOE para, cambiar de la
LOE aquellos aspectos que la actual administración educativa considere. O dicho
de otra manera el, posible acuerdo con el PSOE, estará condicionado a” si produce resultados”. Propuesta que
tiene poco sentido de prosperar, si se
tiene en cuenta que hace pocos meses el ministro de educación anterior Sr.
Gabilondo hizo lo posible y lo imposible por llevar adelante un pacto educativo
y no se consiguió. Planteamiento que
nos lleva a pensar que lo más probable que suceda es que antes o después nos
veremos abocados, una vez más, al vaivén legislativo que seguirá condenando al
sistema educativo a no sacar los pies del plato. Lo que es contradictorio con las siguientes palabras del Sr. Wer
pronunciadas en dicha entrevista "si
cada vez que hay un cambio de signo político en el Gobierno de la nación, el
nuevo equipo trae consigo una ley que deroga todo lo anterior, seguimos en la
política del vaivén"
Poco
a poco nos iremos enterando de lo que pretende y piensa el Sr. Ministro sobre
los distintos aspectos del sistema educativo. Los ejemplos de la reforma de la ESO, del bachillerato, de la
educación para la ciudadanía y ahora con lo que el ciclo cero a tres años, no es educación, sino conciliación. Es evidente
que cualquier propuesta que haga avanzar la mejora de la educación es algo que
tiene sentido y en consecuencia debe ser aplaudido. Pero, ¡Por favor! ¿ Que
avance supone para la educación, tan siquiera pensar, que el ciclo 0 – 3 años
no es educativo sino asistencial ?. En pleno siglo XXI es difícil entender esta
pretensión y casi empecinamiento en no considerar la educación infantil como
educativa. Máxime, cuando hay evidencias
de los beneficios que reporta una educación infantil desde las primeras edades,
para el éxito escolar y evitar desigualdades posteriores en el itinerario escolar.
. En consecuencia, uno de los retos que deben plantarse las administraciones
educativas, para los próximos años es, conseguir que todos los niños puedan ejercer su derecho a una igualdad de
oportunidades en el acceso a la educación infantil.
De
ahí, la importancia que las familias conozcan la diferencia fundamental entre guardería y/o preescolar, cuyo
objetivo global y prioritario es atender
las necesidades de los niños y niñas, y
las escuelas de educación infantil, que tienen una intencionalidad educativa expresa, como finalidad. Por tanto, un centro asistencial responde a una
necesidad de los padres, para que se les tengan, les entretengan y guarden a su
pequeños mientras no se pueden ocupar de ellos y una escuela infantil responde
al derecho que tienen los niños a ser educados, independientemente de que sus
padres necesiten dejarlos en el centro educativo, por cuestiones de
conciliación de la vida familiar
De
hecho en la actualidad vemos como, las familias con mayores recursos educativos
son 4,9 veces más proclives a escolarizar a sus hijos con 1 o 2 años, lo que,
“sitúa a los niños de entornos de bajo nivel educativo en una situación de
desventaja desde el principio de la escolarización obligatoria”, dificultando
el éxito educativo en etapas posteriores. Mientras no se arbitren las medidas
necesarias para que toda la población infantil y en especial la más necesitada
de atención educativa puedan tener acceso a una educación infantil, seguiremos
potenciando un sistema educativo injusto y discriminatorio, en la medida que no
ofrece igualdad de oportunidades en el acceso a la infancia de este país.
Son
muchos los estudios que demuestran que el protagonismo de los padres es mucho
más importante para el éxito educativo que la misma escuela. Lo que, como es
evidente, va a depender del nivel cultural, formativo y económico de las
familias. Por lo que el éxito educativo ya está reservado en un porcentaje
bastante elevado a una determinada población. Ante esta situación, es necesario
romper el círculo que condenaría para siempre a estas familias a la exclusión
social. Romper este círculo supone hacer
posible la extensión de la educación infantil a todas las familias, para
lograr, a medio plazo, que todos los niños y niñas desde las primeras edades
puedan asistir a una escuela infantil. Mientras no se logre dicho requisito
el edificio educativo español seguirá tambaleándose por falta de unos cimientos
sólidos, que posibiliten que todos los niños y niñas independientemente de su
procedencia social puedan ejercer su derecho a la igualdad de oportunidades en
el acceso al sistema educativo.
Todo lo que queda muy lejos de la
idea retrógrada del Ser Ministro de que el “ciclo de cero a tres años, no es
educación, sino conciliación”
Ginés
Martínez Cerón
Asociación
Educación Pública Siglo XXI
4-III-
2012
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