La lista de recortes a la educación pública se ha convertido en un
continuo goteo que parece no tener fin. Goteo que no responde a
improvisaciones, ni a ocurrencias, como alguien pudiera pensar, por la forma
que se van produciendo. Este goteo casi
continuo, desde que se hizo cargo de del ministerio de educación el Sr. Wert,
responde a una planificación estratégica y a una serie de objetivos claro y
bien definido. El hecho de que se vayan anunciando las reformas-recortes una tras otras tiene
un objetivo claramente psicológico. El de producir un doble efecto.
Provocar un cierto cansancio ante este goteo incesante, a fin de lograr
distraer la atención y el conseguir que vaya calando, en una parte de la
comunidad educativa, como lluvia fina, la necesidad de dichos recortes y su inocuidad para la educación.
Desde esta perspectiva, no son nada inocentes las expresiones y
frases que acompañan a cualquier declaración sobre recortes: propuesta temporal, "conjunto de
instrumentos que permitan conjugar
los irrenunciables objetivos de calidad y eficiencia del sistema educativo con el cumplimiento
de los objetivos de estabilidad presupuestaria", ninguna de estas medidas van a afectar ni directa ni indirectamente a la calidad de la educación. Discursos que
quieren justificar que la reducción del gasto son
simplemente ajustes imprescindibles para mantener un servicio público
sostenible y que tiene como objetivo prepara
a la ciudadanía para aceptar y asumir los recortes en educación como una
necesidad irrenunciable.
Junto
a los objetivos anteriores, de sensibilizar y convencer a la ciudadanía de la
necesidad de los recortes, se sitúa el verdadero
objetivo que subyace a dichos recortes. El de aprovechar la crisis como una
oportunidad para hacer de la Escuela Pública una red subsidiaria de la privada. Lo que sencillamente quiere
decir que cada uno de los recortes-reformas son pequeños pasos hacia la potenciación de la
red privada en detrimento de la red pública para convertirla en una escuela
asistencial. Se trata de caminar hacia la
privatización y mercantilización de la educación. Objetivo que solamente se puede
llevar a cabo desde el poder. Por eso, el sr. Wert fiel seguidor de las propuestas de Milton Friedman,
quiere rapidez, realizar los cambios lo antes posible. No en vano Friedman
aconseja “una nueva administración
disfruta de seis a nueve meses para poner en marcha cambios legislativos
importantes; si no aprovecha la oportunidad de actuar durante ese período concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual” [1]
Por tanto, es una
ingenuidad seguir pensando que los recortes en educación tienen como objetivo
la reducción del déficit presupuestario. Si así fuera, se recurriría a recortar otras
partidas preservando y blindando la educación como un derecho intocable de toda
la población. Existe un paralelismo entre lo que piensa el Sr. Wer y lo que
decía Friedman con ocasión de las inundaciones y la catástrofe
provocada por el huracán Katrina en 2005 “La mayor parte de las escuelas de
Nueva Orleáns están en ruinas –observó Friedman–, al igual que los
hogares de los alumnos que asistían a clase. Los niños se ven obligados a ir a las escuelas de
otras zonas, y esto es una tragedia. También es una oportunidad para emprender
una reforma radical del sistema educativo”.[2]
La idea radical de
Friedman consistía en que, en lugar de gastar una parte de los miles de
millones de dólares destinados a la reconstrucción y la mejora del
sistema de educación pública de Nueva Orleáns, el gobierno entregase cheques
escolares a las familias, para que éstas pudieran dirigirse a las escuelas
privadas, muchas de las cuales ya obtenían beneficios, y dichas instituciones
recibieran subsidios estatales a cambio de aceptar a los niños en sus alumnado.
Era esencial, según indicaba Friedman en su artículo, que este cambio
fundamental no fuera un mero parche sino una “reforma permanente”. Una
red de think tanks y grupos estratégicos de derechas se abalanzaron sobre la
propuesta de Friedman y cayeron sobre la ciudad después de la tormenta. La
administración de George W. Bush apoyó sus planes con decenas de millones de
dólares con el propósito de convertir las escuelas de Nueva
Orleáns en “escuelas chárter” es decir, escuelas originalmente creadas y
construidas por el Estado que pasarían a ser gestionadas por instituciones
privadas según sus propias reglas. Hay un gran debate en torno a las
escuelas chárter en Estados Unidos, pues muchos padres y madres afroamericanos
opinan que son un paso atrás en el camino de los derechos civiles, que
garantizaban una educación igual para todos los niños. Sin embargo, para Milton Friedman el mismo concepto de sistema de educación pública
apestaba a socialismo. Desde su punto de vista, las únicas funciones del
Estado consistían en la “protección de nuestras libertades, contra los enemigos
del exterior y del interior: defender la ley y el orden, garantizar los
contratos privados y crear el marco para mercados competitivos”. En otras
palabras, policía y soldados; cualquier cosa más allá, incluyendo
una educación gratuita e igualitaria, era una interferencia injusta en las
leyes del mercado.
De
forma similar, a lo que ocurrió en Nueva Orleáns, se podrían encontrar actuaciones similares en
algunas comunidades autónomas y en especial en la de Madrid que nos certifican,
por si existiera alguna duda, que las políticas que se están llevando a cabo y
que pretende extender a todo el sistema educativo con las pretensiones
reformistas del Sr. Wer se inspiran en la doctrina de Milton Friedman. Quizás, las
reformas que quiere imponer el Sr. Ministro no sean tan radical de llegar la suprimir la red pública en su totalidad pero, si en
convertirla en red “con el doble
objetivo de que atienda, sobre todo, a las clases bajas, inmigrantes, alumnos
con necesidades educativas especiales, problemáticos o de bajo rendimiento
académico y, en definitiva, a quienes sean rechazados por el sector privado o
no hallen acomodo en el mismo” [3]
Este es el futuro que le espera a la educación
pública de nuestro país si la comunidad educativa, en una mayoría, no reacciona
ante el desmantelamiento progresivo que se irá sometiendo a la educación
pública. Porque salvar la educación pública, hoy, necesita del respaldo
conjunto de toda la comunidad educativa. Respaldar el proyecto de escuela
pública y reaccionar para contrarrestar el discurso que desde el poder pretende
“desarmar ideológica y moralmente al conjunto
de la sociedad respecto a las demandas de una educación pública, gratuita y
accesible para todos y todas en todos sus niveles, con el Estado como
responsable y garante”[4]. No es fácil contrarrestar
la idea que subyace al discurso neoliberal de que la educación pública es
ineficaz y, sobre todo, insostenible en tiempos de “crisis”.
Ante esta situación, las organizaciones de padres
y madres, del profesorado, asociaciones por la escuela pública, coordinadoras,
plataformas,… tanto a nivel nacional como autonómico, deben desarrollar actuaciones y campañas, a fin de sensibilizar y
concienciar a todos los sectores de la comunidad educativa, de las trampas que
subyacen a los recortes- reformas que la Administración Educativa
pretende llevar a cabo. Hay que evitar creer que con la organización de unos
cuantos actos de protesta, de concentraciones y manifestaciones en las que
acuden unos pocos más de los habituales se va a conseguir la paralización de la
degradación de la educación pública. “los
peligros de estas plataformas y movimiento, como dice Viñao,[5] es la de seguir con el mismo discurso de defensa de la escuela pública
de décadas anteriores como si el liberalismo educativo no hubiese introducido
un discurso nuevo y que tira por tierra el modelo de escuela pública durante
tantos años defendido. Discurso que ha calado en una buena parte de la sociedad
y que se concreta en calidad educativa, libertad de elección de centro y control
de los clientes o usuarios”
La escuela pública
se salvará mientras haya gobiernos que se sientan presionados por la opinión
pública[6] o como dice Noemí Klein [7]“si queremos respuestas a esta crisis
que nos dejen un mundo más justo mas saludable, mas pacifico tenemos que salir afuera y obligarlos a hacerlo. Este es el reto.
23 de abril de 2012
Ginés Martínez Cerón
Asociación Educación Pública Siglo XXI
[4] Colectivo Baltasar Gracián .
(2012) ¿A dónde apuntan las reformas
educativas del gobierno del PP? Recuperado el
10 de abril de 2012 en http://www.colectivobgracian.com/
[5] Viñao,
A. (2012). El desmantelamiento
del derecho a la educación: discursos y estrategias neoconservadoras.
Recuperado el 9 de abril de 2012 en http://es.scribd.com/doc/88251368