Supporting Disadvantaged Students and schools
Resumen en español
En los países de la OCDE,
casi uno de cada cinco estudiantes carece de un nivel mínimo de habilidades.
Además, los estudiantes de entornos socioeconómicos desfavorecidos
tienen dos veces más probabilidades de manifestar un desempeño deficiente. La
falta de equidad e inclusión provoca fracasos escolares, lo cual significa que,
en promedio, uno de cada cinco adultos jóvenes abandona sus estudios antes de
terminar la educación media superior.
Reducir el fracaso escolar
redunda en beneficios tanto para la
sociedad como para los individuos. Los sistemas educativos
con el desempeño más alto en los países de la OCDE combinan calidad con
equidad. Este informe ofrece recomendaciones de políticas para sistemas
educativos de manera que se contribuya a que todos loo menores cumplan de
manera exitosa su escolaridad
Reducir el fracaso escolar genera beneficios para la sociedad y
para los individuos. También contribuye al crecimiento económico y al
desarrollo social. De hecho, los sistemas educativos con el desempeño más alto
en los países de la OCDE son los que combinan calidad con equidad. La equidad
en la educación significa que las circunstancias personales o sociales, como
género, origen étnico o antecedentes familiares, no obstaculicen el logro del
potencial educativo (justicia) y que todos los individuos alcancen al menos un
nivel mínimo de habilidades(inclusión). En estos sistemas educativos, la vasta
mayoría de los estudiantes tienen la oportunidad de adquirir habilidades de
alto nivel, independientemente de sus propias circunstancias
personales y socioeconómicas.
Los países de la OCDE enfrentan
el problema del fracaso y la deserción
En los países de la OCDE, casi uno de cada
cinco estudiantes no alcanza un nivel básico mínimo de habilidades para
desempeñarse en las sociedades actuales (indicativo de falta de inclusión). Los
estudiantes de entorno socioeconómicos bajos tienen el doble de probabilidad de
desempeñarse de manera deficiente, lo que implica que las circunstancias
personales o sociales son obstáculos para su potencial educativo (indicativo de
falta de justicia). La carencia de inclusión y de justicia provoca el fracaso
escolar, cuya manifestación más visible es la deserción: en promedio, 20 por
ciento de los adultos jóvenes abandona los estudios antes de completar la educación
media superior.
Mejorar la equidad y reducir el
fracaso escolar rinde dividendos
Los costos económicos y sociales del fracaso y
la deserción escolares son altos, en tanto que completar con éxito la educación
media superior brinda a los individuos mejores perspectivas de empleo y de estilos de vida más sanos, lo que
resulta en mayores contribuciones a los presupuestos públicos y la inversión.
Las personas con más escolaridad contribuyen a sociedades más democráticas y a
economías más sustentables, y son menos dependientes de la ayuda pública y
también menos vulnerable a las contracciones económicas. Las sociedades con individuos
capacitados están mejor preparadas para responder a las crisis actuales y
futuras posibles. Por tanto, invertir en la educación preescolar, primaria y
secundaria para todos, y en particular para niños de entornos socioeconómicos
en desventaja, es a la vez justo y económicamente eficiente.
Las políticas requieren
invertir en los estudiantes desde la educación temprana hasta la educación
media superior
En el camino de la recuperación económica, la
educación se ha convertido en un elemento central de las estrategias de
crecimiento de los países de la OCDE. Para ser eficaces en el largo plazo, las
mejoras en la educación necesitan garantizar el acceso de todos los estudiantes
a una educación temprana de calidad, que permanezcan en el sistema al menos
hasta el final de la educación media superior, y que reciban las habilidades y
conocimientos que necesitarán para una integración social y al mercado laboral
eficaz. Una de las estrategias educativas gubernamentales más eficaces es
invertir desde la educación temprana y hasta el nivel medio
superior. Los gobiernos pueden evitar el fracaso escolar y reducir la deserción
mediante dos enfoques paralelos: la eliminación de las prácticas a nivel del
sistema que entorpezcan la equidad, y dirigirse a las escuelas en desventaja
con desempeño deficiente. Sin embargo, las políticas educativas necesitan
alinearse con otras medidas gubernamentales, como vivienda o bienestar social,
para garantizar el éxito estudiantil.
Evitar políticas del sistema que provoquen el
fracaso escolar y estudiantil
El diseño de los sistemas educativos puede
exacerbar las desigualdades iniciales y tener un impacto negativo en la
motivación y compromiso del estudiante, llevando eventualmente a la deserción
escolar. Eliminar los obstáculos a nivel de sistema para la equidad mejorará la
igualdad y beneficiará a los estudiantes en desventaja, sin entorpecer el
avance de otros alumnos. Cinco recomendaciones contribuyen a prevenir el
fracaso y a promover la terminación de la educación media superior:
1. Eliminar la repetición de grados
La repetición de grados es
costosa y no mejora los resultados educativos. Entre otras estrategias para
reducir esta práctica se encuentran las siguientes: evitar la repetición al
abordar las lagunas de aprendizaje durante el año lectivo; fijar un pase
automático o limitar la repetición a materias o módulos reprobados con apoyo
especial; y fomentar la toma de conciencia con el fin de cambiar el apoyo
cultural para la repetición. Para sustentar estas estrategias, se necesitan
políticas complementarias que refuercen la capacidad de escuelas y maestros de
modo que respondan deforma adecuada a las necesidades de aprendizaje de los
estudiantes, y que ofrezcan apoyo temprano, periódico y oportuno. Disminuir la
tasa de reprobación de grados también requiere divulgar información en las
escuelas y la sociedad sobre los costos y el efecto negativo en los estudiantes,
y establecer objetivos y alinear incentivos para las escuelas.
2. Evitar la separación temprana y diferir la
selección de estudiantes hasta la educación
media superior
La selección temprana de estudiantes ejerce un
efecto negativo en los alumnos asignados a niveles más bajos y aumenta las
desigualdades sin elevar el desempeño promedio. La selección temprana de
estudiantes debe postergarse la educación media superior mientras se refuerza
una escolaridad más completa. En contextos en los que no haya mucha disposición
a retrasar las divisiones tempranas de grupos, suprimir los niveles o grupos
más bajos puede mitigar sus efectos negativos. Limitar la cantidad de materias o la duración de la selección de capacidades,
ampliar las oportunidades para cambiar de nivel o de salón de clases y ofrecer
estándares curriculares elevados para los estudiantes en los diversos niveles
puede aligerar los efectos negativos de una división temprana de los grupos según
sus capacidades.
3. Administrar la elección de escuela para evitar la segregación y el aumento de las desigualdades
Proporcionar plena libertad de elección de
escuela a los padres puede dar por resultado la segregación de estudiantes
según sus capacidades y antecedentes socioeconómicos, y generar mayores
desigualdades en los sistemas educativos. Los programas de selección pueden
diseñarse y gestionarse para equilibrar la elección mientras limitan su
efecto negativo en la equidad. Hay diversas opciones: mediante esquemas de
elección controlada se combina la elección de los padres y se garantiza una
distribución más diversa de estudiantes. Además, con objeto de asegurar el
equilibrio, los incentivos para que los estudiantes en desventaja sean
atractivos para las escuelas de alta calidad, los mecanismos de selección de
escuela y los vales o créditos fiscales son opciones alternativas. También se
requieren políticas para mejorar el acceso de las familias en desventaja a la
información sobre las escuelas y para apoyarlas en la toma de
decisiones informadas.
4. Procurar que las estrategias de
financiamiento respondan a las necesidades de estudiantes y
escuelas
Los recursos disponibles y la manera como se
gastan influyen en las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes. Para
asegurar la equidad y la calidad en los sistemas educativos, las estrategias de
financiamiento deben: garantizar el acceso a una educación y atención de la
primera infancia (EAPI) de calidad, en especial para familias en desventaja; y
aplicar estrategias de financiamiento, como fórmulas de financiamiento
ponderado, que tomen en cuenta que los costos de la
instrucción de los estudiantes en desventaja pueden ser más elevados. Además,
es importante equilibrar la descentralización/autonomía local con la rendición
de cuentas de los recursos para garantizar el apoyo de los estudiantes y
escuelas con mayores desventajas.
5. Diseñar trayectorias equivalentes de
educación media superior para garantizar su término
Si bien la educación media superior es un
nivel estratégico de la educación para individuos y sociedades, entre 10y 30
por ciento de los jóvenes que empiezan no terminan este nivel. Las políticas
para mejorar la calidad y el diseño de la educación media superior pueden
otorgarle más relevancia para los estudiantes y asegurar la terminación. Con este
fin hay diversas opciones de políticas: hacer equivalentes los planes de
estudio académicos y vocacionales al mejorar la calidad de la educación y
capacitación vocacional, de modo que se permitan las transiciones de estudios
académicos a vocacionales y se retiren las imposibilidades de un mayor avance;
reforzar la guía y asesoría para los alumnos y diseñar medidas dirigidas con el
fin de combatir la deserción: por ejemplo, añadir opciones para obtener el grado
de educación media superior o incentivos para permanecer en la escuela hasta
obtenerlo.
Ayudar a mejorar a las escuelas y estudiantes
en des ventaja
Las escuelas con mayores proporciones de
estudiantes en desventaja corren un mayor riesgo de dificultades que provoquen
menor desempeño, lo que afecta a los sistemas educativos en su conjunto. Las
escuelas en desventaja debajo desempeño a menudo carecen de la capacidad o
apoyo internos para mejorar, en tanto directores, maestros y entorno, salones
de clases y vecindarios escolares con frecuencia no logran ofrecer una
experiencia de aprendizaje de calidad para quienes padecen mayores desventajas.
Cinco recomendaciones de políticas han
demostrado su eficacia para apoyar la mejora de las escuelas en desventaja de
bajo desempeño:
1. Fortalecer y apoyar a la dirección
escolar
La dirección de las escuelas es el punto de partida para transformar las
escuelas en desventaja de bajo desempeño, pero a menudo los directores no
fueron la mejor elección, o no cuentan con la preparación o el apoyo adecuados
para ejercer su cargo en esas escuelas. Para fortalecer su capacidad, los
programas de preparación para la dirección escolar deben ofrecer tanto
experiencia general como conocimientos especializados que les permitan
enfrentar los desafíos de estas escuelas. Pueden establecerse asesorías,
tutorías y redes como apoyo complementario para que los directores consigan
cambios duraderos. Además, para atraer y retener a los directores competentes
en estas escuelas, es necesario que las políticas ofrezcan buenas condiciones
de trabajo, apoyo sistémico e incentivos. Debe considerarse el apoyo
para la reestructuración de escuelas siempre que sea necesario. Dividir
escuelas en desventaja de bajo desempeño, fusionar escuelas pequeñas y
clausurar las que no cumplan de manera constante serían opciones de políticas
en algunos casos.
2. Fomentar un clima y ambiente escolares propicios para el aprendizaje
Las escuelas en desventaja de bajo desempeño
corren el riesgo de enfrentar ambientes difíciles para el aprendizaje. Las
políticas específicas para estas escuelas deben concentrarse más que las
dedicadas a otras escuelas en lo siguiente: dar prioridad al
desarrollo de relaciones positivas maestro-alumno y entre compañeros; promover sistemas
de datos informativos para el diagnóstico de las escuelas con el fin de
identificar a los estudiantes en problemas y los factores que obstaculicen el
aprendizaje; adecuar la asesoría y tutoría estudiantiles para apoyar a los alumnos
y facilitar sus transiciones de modo que continúen su educación. Además, estas
escuelas pueden beneficiarse de una organización distinta del tiempo de
aprendizaje, incluso la duración de la semana o año escolar, y en términos del
tamaño de las escuelas. En algunos casos, crear salones de clase y escuelas más
pequeños sería una medida parare forzar las interacciones alumno-alumno y
alumno-maestro, y propiciar mejores estrategias de aprendizaje.
3. Atraer, apoyar y retener a maestros de alta
calidad
A pesar del gran efecto de los maestros en el
desempeño de los estudiantes, las escuelas en desventaja no siempre cuentan con
los mejores maestros en su personal. Las políticas deben elevar la calidad
docente para las escuelas y estudiantes en desventaja con las siguientes
acciones: proporcionar educación docente dirigida que garantice que los maestros
reciban las habilidades y conocimientos que necesitan para trabajar en escuelas
con estudiantes en desventaja; ofrecer programas de tutoría para los maestros
noveles; procurar condiciones de trabajo favorables para mejorar la eficiencia
docente y la retención de maestros; y establecer incentivos económicos y de
carrera adecuados para atraer y retener a los maestros de buena calidad en las escuelas
en desventaja.
4. Garantizar estrategias de aprendizaje
eficaces en el salón de clases
A menudo, las expectativas académicas son más
bajas para las escuelas y estudiantes en desventaja, aunque se ha demostrado
que algunas prácticas pedagógicas logran mejorías en alumnos de bajo desempeño.
Para mejorar el aprendizaje en el salón de clases, las políticas necesitan
asegurar y facilitar que las escuelas en desventaja promuevan una
combinación equilibrada de instrucción centrada en el estudiante con prácticas
curriculares alineadas y la evaluación. Las escuelas y los maestros deben
emplear herramientas de diagnóstico y evaluaciones formativas y sumativa para
supervisar el avance de los estudiantes y garantizar que adquieren una buena
comprensión y conocimientos. Asegurar que las escuelas siguen un currículo para
promover una cultura de altas expectativas y el éxito es muy importante.
5. Dar prioridad a la vinculación entre las
escuelas y los padres y comunidades
Por múltiples razones económicas y sociales,
los padres en desventaja tienden a participar menos en el ámbito escolar de sus
hijos. Se necesitan políticas que aseguren que las escuelas en desventaja den
prioridad a sus vínculos con padres y comunidades, y mejoren sus estrategias de
comunicación para alinear los esfuerzos de escuelas y padres de familia. Las
estrategias más eficaces se dirigen a los padres más difíciles de localizar, e
identifican y animan a los individuos de esas mismas comunidades para que sean
tutores de los alumnos. Establecer vínculos con las comunidades en donde se
encuentran las escuelas, con las partes interesadas tanto comerciales como
sociales, también fortalece a las escuelas y a sus estudiantes
12 de Febrero de 2012
12 de Febrero de 2012