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07 febrero, 2012

¿QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DE LA CREACIÓN DE UN BACHILLERATO DESDE 4º DE ESO?

El ministro de educación José Ignacio Wert, acaba de hacer pública la tan anunciada reforma del bachillerato. Pero se trata de una reforma o una reestructuración de la secundaria. La verdad es que cuando se empezó a anunciar un bachillerato de tres años uno creía que de lo que se trataba era de prolongar un años más, lo que supondría terminar a los 19 años el bachillerato. Pero no. De lo que se trataría es de quitarle un curso a la ESO (que ahora tiene cuatro) dejándola en tres y darle uno al bachillerato. En definitiva, que los cursos de secundaria y los años de escolaridad seguirían siendo los mismos.

¿Cuál es  entonces el objetivo de esta reestructuración?
Sencillamente ocultar una parte del fracaso escolar al adelantar un año la separación del alumnado. Así, a los 15 años el alumnado que no haya repetido deberá elegir entre hacer el bachillerato o la Formación Profesional y el que haya repetido y vaya algún curso atrasado tiene un puesto asegurado en los programas de cualificación profesional inicial (PCPI). Por tanto, un objetivo de esta reestructuración es desviar lo más tempranamente posible a los malos alumnos hacia la Formación Profesional o a los Programas de Cualificación Profesional. Con esta medida se reducirá en, las cifras, un buen porcentaje el abandono y fracaso escolar. Sin embargo no se ha tenido, lo suficientemente en cuenta, en que grado perjudicaría la eliminación del 4º de la ESO a la formación básica común de una parte del alumnado? Además, de la incongruencia de hacer que un determinado segmento de alumnado, los que no repiten curso, estudien primero de bachillerato, para abandonarlo nada más acabar al cumplir los 16 años.
Por tanto, con esta reestructuración no se va a solucionar el problema del abandono y fracaso escolar. Sencillamente se va a maquillar de cara a la galería. Porque, lo que importa, seguramente, no es transformar nuestras escuelas e institutos en centros educativos de éxito para todos o lo que es lo mismo acabar, realmente, de una vez por todas con la lacra del fracaso y abandono escolar temprano. Lo que realmente importa es mejorar la imagen de la educación española. Sin embarbo, esta forma de proceder adelantando la separación del alumnado no es lo que hacen los mejores sistemas educativos para obtener el éxito. En la comunidad científica se ha alcanzado ya un amplio consenso sobre los efectos negativos del tracking[1] precoz (antes de la educación secundaria postobligatoria) en términos de equidad educativa. Por otra parte, “la separación del alumnado en itinerarios con diferente prestigio y orientación académica tiende a correlacionar con diferencias de tipo socioeconómico. Estudiantes de nivel socioeconómico bajo, minorías culturales o inmigrantes, están sobrerrepresentados en los itinerarios de menor nivel o de carácter profesionalizador (Luciak, 2004; Oakes, 1985)
Las investigaciones concluyen que la separación en itinerarios educativos antes de los 16 años genera desigualdades y que cuanto antes se realiza, mayores son estas desigualdades.[2] Esto sucede debido a que el alumnado escolarizado en los itinerarios con menor nivel académico por lo general también recibe una instrucción de calidad inferior, y porque las opciones que se les brinda a estos y estas estudiantes para su reintegración en el sistema educativo y continuar su formación son muy limitadas. El mismo estudio indicaba que sucede lo contrario en aquellos países cuyo sistema educativo ofrece una enseñanza comprensiva hasta los 16 años. Solo en el caso de Letonia pudo observarse un incremento de las desigualdades entre ambas evaluaciones. En el resto de los países las diferencias disminuyeron durante ese período. Así pues, gracias a este análisis comparativo, quedó demostrado que la separación del alumnado en distintos itinerario antes de los 16 años se asocia a un incremento en las desigualdades en su rendimiento escolar. Además, en el último informe, PISA de la OCED dice que los mejores sistemas educativos “suelen ser comprensivos” y tienen “profesores y escuelas que acogen a toda la diversidad de estudiantes y les ofrecen atención educativa personalizada”.
Por otra parte, las experiencias de éxito han demostrado, entre otras cosas, que la reducción y erradicación del fracaso escolar radica en conseguir los suficientes apoyos y refuerzos desde el inicio de la escolaridad al alumnado que lo necesite y no en separarlos en grupos homogéneos.
Pero este no es el único objetivo de la reestructuración de la secundaria. Existe otro objetivo que subyace a esta reestructuración y que formaría parte del tramado de trampas, de las tantas que se hacen, para favorecer a la privada concertada. Es evidente que al integran el primero de bachillerato en la educación obligatoria se supone, en buena lógica, que habrá que subvencionarlo, lo que abrirá la puerta a la concertación de todo el bachillerato que es lo que desde hace algún tiempo están esperando la red de centros concertados.
Ginés Martínez Cerón
Pertenece a la Asociación Educación Pública Siglo XXI
27 de enero de 2012

1 comentario:

  1. Yo elegí ir al bachillerato a los 14, otros a la FP y no nos ha pasado nada por salir de la educación obligatoria a esa edad.

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