La ASOCIACIÓN EDUCACIÓN PÚBLICA SIGLO XXI es una asociación abierta a todas las personas independientemente de su profesión: profesorado, familias, estudiantes, ciudadano y ciudadanas en general. Así como organizaciones educativas y sociales, centros educativos, Asociaciones de madres y padres que quieran contribuir a eliminar las desigualdades educativas y el fracaso escolar, a fin de lograr, conjuntamente, con las aportaciones de todos y todas, la escuela pública del éxito que soñamos.
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15 febrero, 2012
SR. WERT LAS REFORMAS EDUCATIVAS NO PUEDEN SEGUIR DANDO PALOS DE CIEGO
Cada vez que llega un nuevo ministro a la educación
española viene con la idea de “un pacto nacional”, lo que hasta ahora no ha
dado ningún fruto o con su reforma debajo del brazo. Y esto es lo que en este momento ha ocurrido
una vez más. Lo que termina hastiando a la mayoría de la ciudadanía y en
especial a una parte importante de la comunidad educativa.
En buena lógica, se
supone, que el objetivo más importante de cualquier reforma debe ser erradicar
los problemas que impiden que todo el alumnado y, no solo una parte, termine la
educación obligatoria con éxito y después que acabe el bachillerato con la
preparación suficiente para estudiar en la universidad o a la Formación
Profesional, para incorporarse al mundo laboral con las competencias ciudadanas
y profesionales que el contexto social y laboral exige en el siglo XXI. Un buen
ejemplo de ello lo tenemos en lo que ha dicho hoy el ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert en su comparecencia en el pleno del Congreso de
control al Gobierno que, entre otras, tiene la misión de «intentar enmendar un porcentaje inadmisible de
fracaso escolar» que
ha achacado a la política educativa del anterior gobierno .[1] ¿Y que ministro de
educación no ha tenido “la misión” de intentar mejorar la educación? Dice el
diccionario que intentar es tener el propósito de hacer algo. Por tanto, nadie duda
ni de las buenas intenciones y propósitos del Sr. Wert para mejorar la
educación, a fin de reducir y/o acabar con el fracaso escolar.
Sin embargo, hoy en pleno siglo XXI, no es suficiente con
tener el mejor de los propósitos de mejorar la educación. Es necesario tener, al menos dos cosas una, saber con precisión las causas que
originan el problema, a pesar de ser en este caso muy diversas y variadas. Dos,
conocer los resultados de las investigaciones científicas sobre las
experiencias de éxito. Hoy, tanto a nivel nacional como internacional existen
redes de escuelas eficaces y prácticas educativas que han demostrado que el éxito de todo
el alumnado es posible.
No solamente de una parte del alumnado como ahora ocurre Sin embargo, aquí seguimos ignorando lo que
realmente funciona y seguimos a todos los niveles basándonos en ocurrencias, en
opiniones de determinados expertos. Para terminar haciendo propuestas de reforma
contrarias al adversario político y que están teñidas de la ideología
correspondiente.
Evidentemente, ese camino de la confrontación y de “cada
maestrillo su librillo” se ha demostrado no nos lleva a buen puerto. Sería necesario dar un salto y buscar lo que
realmente funciona. Hoy existen experiencias y prácticas educativas avaladas
científicamente y que han demostrado que el éxito de “todos” es posible. En educación, en nuestro país, no existe ni
la tradición ni la práctica de buscar en la investigación las prácticas que
pueden garantizar, por haberlo así demostrado, la erradicación del abandono y
fracaso escolar. Es necesario que nos mentalicemos que una reforma
educativa basada en la evidencia no sólo libra de las reformas ineficaces, sino
invita a una mejora progresiva con la garantía del trabajo de muchos
investigadores para encontrar las mejores soluciones para la práctica
educativa”
Volviendo a contextualizar la expresión del Sr. Ministro «intentar enmendar un porcentaje
inadmisible de fracaso escolar» que ha achacado a la
política educativa del anterior gobierno. Descubrimos una clave muy importante de las causas del estancamiento
de nuestro sistema educativo. El culpabilizar al otro de lo malo,
¿por qué existe un porcentaje inadmisible de fracaso? Porque el anterior
gobierno hizo una política errática y nos quedamos tan anchos y tan
panchos. ¿En que evidencias científicas
se basa el Sr. Wer para decir esta incongruencia? ¿Acaso el porcentaje inadmisible de fracaso escolar
depende en exclusiva de la leyes educativas? Pensar así es estar muy alejado de
la realidad del día a día de los centros, además de desconocer la influencia
que tiene el centro en los aprendizajes y en consecuencia en los resultados.
Seamos
serios. Dos ejemplos nos pueden aclarar algo el porcentaje inadmisible de
fracaso escolar. La llegada de un porcentaje de alumnado a los IES a primero la
ESO sin leer comprensivamente después de haber estado ocho o nueve años en la
escuelas ¿que ley es la culpable? En la última prueba PISA hubo un 10% de
alumnado de 15 años que había repetido 2 cursos y un 26% que había repetido un
curso es decir, un 26% eran repetidores. ¿Qué ley es la culpable de las
repeticiones o es más bien las deficiencias en el aprendizaje? En el primer
caso, lo que habrá que ver es porque después de 8 años salen niños y niñas de
primaria sin leer comprensivamente. En el segundo ejemplo, habrá que ver que se
hace con las repeticiones ya que como está demostrado no solucionan el problema
del aprendizaje.[2] “Con la repetición el problema aumenta,
dado que ese repetir no supone, en general, que el alumno en se curso en el que
permanece va a seguir aprendiendo desde donde quedó el curso anterior, sino,
efectivamente, como bien dice la palabra” repite” todo Esto significa que
vuelve a empezar por el principio- por lo que ya sabe- y continua con la misma metodología y
evaluaciones de siempre, es decir, con la que ya se demostró inútil para su progreso”[3]
La conclusión es meridianamente clara Sr. Wert. No se trataría de «intentar enmendar un porcentaje inadmisible de fracaso
escolar», sino de erradicarlo en su totalidad. Pero para ello, más que nuevas
reformas “ de corte ideológico” lo que necesita la educación es transformar los
centros educativos en centros de éxito de todo el alumnado renovando, muchas
prácticas educativas y sustituyéndolas por las que se han comprobado que
realmente funcionan. Haciendo que las
repeticiones sean inútiles porque ningún niño y niña las va a necesitar ya que
se atenderá al alumnado que lo necesite
desde el primer momento. Porque los centros abrirán las puertas a las familias
y al voluntariado para que colaboren y trabajen junto con el profesorado en el
aprendizaje del alumnado. Para que ninguno se sienta excluido o minusvalorado
porque fuera de la escuela no tenga quien le apoye y ayude en sus tareas. Entonces, si que pasaría usted a la historia,
no por una reforma más, sino como el ministro que puso los cimientos para
terminar con la lacra del abandono y fracaso escolar.
Ginés Martínez
Asociación Educación Pública
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