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24 noviembre, 2011

RAZONES OBJETIVAS Y SUBJETIVAS DE LAS ACTUALES CARENCIAS DE LA ESCUELA PÚBLICA

Este documento es una parte del documento” Por la Escuela Pública” del Colectivo Lorenzo Luzuriaga. En él se analizan aquellas razones que aducen las familias, sean objetivas o subjetivas, a la hora de elegir centro para escolarizar a sus hijos.                                                                               
 Es muy importante para los que defendemos la Escuela Pública conocer y  valorar algunas de las razones por las que algunos padres eligen la  escuela concertada en lugar de la escuela pública. Lo que puede ser de gran interés, a la hora de, elaborar propuestas para promocionar la Escuela Pública y convertirla en atractiva para toda la ciudadanía.
2.3. CARENCIAS ACTUALES: RAZONES OBJETIVAS Y SUBJETIVAS

Abordar la relación de las deficiencias en la prestación de un servicio público tan complejo como es el de la educación es complicado. Las apreciaciones pueden ser muy
distintas dependiendo de que provengan del profesorado, del alumnado, de las familias,
de las autoridades educativas o de la sociedad civil (patronales y sindicatos).

En este documento se ha optado por analizar las carencias de la escuela pública tal como las aprecian las familias en el momento de la elección de centro escolar para  sus hijos. Algo que permite objetivar las razones por las que algunos padres eligen la  escuela concertada en lugar de la escuela pública. Si se parte, como método de trabajo  de las preferencias manifestadas por los padres, parece que analizar y desglosar las  razones de esas preferencias puede servir  de guía para abordar cualquier programa de promoción y reivindicación de la escuela pública. Máxime cuando la escuela pública, es capaz de ofrecer un servicio de calidad cuando es atendida como se merece, como ocurre en muchas Comunidades Autónomas. Y es incluso preferida a la concertada en un territorio tan hostil como es el de la Comunidad de Madrid, cuando, como es el caso  de las escuelas infantiles públicas y el de algunos centros de primaria o secundaria, son capaces de ofrecer un servicio de calidad,  a pesar de la falta de atención de la administración educativa. 

Las razones que aducen las familias para optar por la escuela concertada son muy variadas, unas se manifiestan de forma  explícita y otras, las relacionadas, por ejemplo, con el estatus social, se disimulan o se ocultan. Clasificarlas por su naturaleza es complicado lo que no exime de la obligación de intentarlo.

En un primer apartado se destacan aquellas que se fundan en apreciaciones concretas y fundamentadas, derivadas de la comparación de los servicios ofrecidos en los centros concertados y en los públicos, entre las que se pueden incluir las siguientes:

La primera razón es que la enseñanza concertada, cuyos centros integran, por lo común, varios niveles educativos: infantil, primaria y secundaria, asegura la continuidad de los alumnos en el mismo centro. En este caso las familias pueden desentenderse del problema de pasar por sucesivos procesos de inscripción, de la infantil a la primaria, y de esta a la secundaria. 

Los centros concertados ofrecen unos horarios escolares para los niveles de educación primaria y secundaria que se caracterizan por una homogeneidad que facilita a las familias, con hijos en distintos niveles educativos, horarios iguales de comienzo y fin de la jornada escolar. Asimismo, ofrecen una ampliación de una hora de la jornada escolar en la educación primaria y una jornada partida en secundaria, aspectos que las familias consideran que se adaptan mejor a las necesidades de los alumnos y alumnas.

La oferta generalizada de comedor escolar en la enseñanza concertada no se extiende en la pública a la educación  secundaria, por la razón aludida anteriormente de la jornada continuada,  por lo que en los centros públicos no sólo no se atiende esa demanda sino que se obliga al alumnado a un horario lectivo antipedagógico y a un horario de comidas inadecuado para sus edades.

La oferta de transporte escolar, generalizada en los centros concertados, es casi
inexistente -salvo en zonas rurales- en la escuela pública, aunque existen motivos para una adecuada distribución de alumnos y alumnas entre centros públicos y centros concertados. 

La enseñanza concertada satisface la demanda de actividades complementarias, muy demandada entre poblaciones sobre todo urbanas y de clase media, por las que están dispuestos a pagar, máxime teniendo en cuenta que el núcleo básico de la enseñanza es gratuito gracias a los conciertos. Frente a esta oferta de los centros concertados, los centros públicos sólo ofrecen actividades complementarias si cuentan con el apoyo y la financiación municipal o son realizadas por las asociaciones de los padres y madres de alumnos.

 Por lo que se refiere a los edificios e instalaciones de los centros escolares, en la enseñanza concertada los centros de las grandes y tradicionales congregaciones religiosas suelen tener excelentes condiciones. Por lo que se refiere a la enseñanza pública son curiosamente los centros más antiguos (los tradicionales institutos de enseñanza media de  las grandes ciudades, que han sido rehabilitados en muchos casos) los que tienen mejores edificios. El resto, construido casi siempre por razones de  urgencia para atender a una población escolar espectacularmente creciente desde el boom demográfico de los años 60, la concentración de la población en  las grandes ciudades y el aumento continuado de los años de escolarización obligatoria, ofrece un panorama diverso, desde centros dignos a otros,  que si bien no pueden calificarse como pobres, no pasan de austeros, persistiendo todavía aulas prefabricadas y habiéndose perdido espacios comunes en  otros (salas de usos polivalentes, bibliotecas o salones de actos) para incrementar el número de aulas. Hay casos excepcionales a favor de la enseñanza pública que procede citar porque ejemplifican un modelo óptimo de escuela pública, como es la Red Pública de escuelas infantiles creada en la Comunidad de Madrid antes de la llegada del Partido Popular, que tiene una gran demanda social, en la que uno de los factores que intervienen, aparte de contar con excelentes profesionales, es la calidad de sus edificios, instalaciones y dotaciones.

En cualquier caso hay algo evidente: Las inversiones públicas en instalaciones y dotaciones para los centros públicos no tienen nada que ver con las que se han realizado en nuestro país para la modernización de otros servicios públicos.

Nada tienen que ver, como se ha indicado anteriormente, la red de autovías y autopistas o la de los trenes de alta velocidad o la pujanza en la construcción pública de establecimientos de alto prestigio como auditorios, centros culturales, museos o centros de exposiciones, con la pobreza generalizada de la red de centros. La red de centros públicos no es precisamente el buque insignia de los servicios públicos de nuestro país.

En un segundo apartado se exponen aquellas razones que se fundamentan en percepciones subjetivas sobre la oferta educativa de unos  y otros centros, referidas al alumnado, a la organización de los centros y al profesorado. Percepciones que aunque no se correspondan con la realidad no dejan de ser decisivas a la hora de elegir centro. 

Referidas al alumnado: 

 Aunque en la mayoría de los centros públicos actualmente se ejercen con rigor las funciones de control de ausencias, disciplina y tutoría, existe la percepción de que los alumnos y alumnas de los centros concertados están sujetos a un mayor grado de disciplina y de control de ausencias que el que tienen los alumnos de los centros públicos, y que las funciones de tutoría se ejercen con mayor entrega en la enseñanza concertada que en la pública. Probablemente esta percepción se deba a que en muchos centros concertados se ejercitan estas funciones como una cuestión de imagen, con la vista puesta más en las familias que en los alumnos. 

 Una segunda percepción de las familias en cuanto al alumnado es la de que sus hijos obtendrán más beneficios de la educación cuanto mayor sea el nivel social de los alumnos con los que convivan. Como la mayor parte de los centros concertados religiosos fueron creados con  la finalidad de educar a las clases privilegiadas de la sociedad, y siguen en el mismo empeño, atraen lógicamente: al tipo de familias que pretende que sus hijos accedan a mejores posiciones mediante las relaciones sociales. 

 Complementaria a esa percepción es la de considerar como un hecho positivo para la educación de los hijos la asistencia a centros con alumnado homogéneo y de procedencia social y culturalmente alta. Y por el contrario, que es negativa para sus hijos la convivencia con alumnos y alumnas de clases más bajas y que se agravaría cuando son inmigrantes o proceden de grupos sociales marginados. Cabría preguntar a estas familias si piensan que la incorporación futura de sus hijos en una sociedad diversa y plural se garantiza mejor mediante una educación en un medio homogéneo o en otro más heterogéneo.

 Para finalizar, existe la percepción de que los centros concertados ofrecen una enseñanza de mayor calidad, fundada en  los datos estadísticos que muestran porcentajes inferiores de fracaso escolar en el alumnado de la enseñanza concertada en relación con el de la  pública. Se trata, sin embargo de una percepción sólo en parte verdadera, amparada en la distribución del alumnado que ha favorecido la concentración en los centros concertados de la población escolar de mayor nivel económico, social y cultural. Porque los datos estadísticos muestran también que los  resultados académicos en los centros públicos y concertados son similares cuando unos y otros centros escolarizan poblaciones de similar nivel económico, social y cultural, de lo que se infiere que es la concentración en los centros escolares concertados de la población de mayor nivel la que les permite obtener mejores resultados y no su mayor
calidad. Por el contrario los datos estadísticos revelan que el alumnado en los centros públicos incrementa su rendimiento académico por encima de lo esperado por su nivel social de procedencia.

Respecto a la organización de los centros:

 Muy relacionada con la percepción del mayor control del alumnado, examinada anteriormente, y del mayor control sobre el profesorado, al que se hará referencia más adelante, está la de que  en los centros escolares concertados la función directiva es ejercida con mayor autoridad y eficacia y ejerce sus funciones con un mayor grado de continuidad que en los centros públicos

 La existencia de un ideario de centro frecuentemente religioso, y su acatamiento sin fisuras por parte de profesores, familias y alumnos en los centros concertados, ofrece, por otra parte, una imagen de mayor coherencia.

La neutralidad ideológica de los centros públicos y la pluralidad de la comunidad escolar, padres, profesores y alumnos, no es contemplada por las familias como un valor. Sin embargo muchas de esas familias sí consideran positivamente la pluralidad y diversidad de la sociedad. Frente a estas percepciones hay que considerar que para que los niños y jóvenes se integren críticamente en la sociedad compleja de la que ya forman parte, los idearios plurales abiertos, siempre que se combinen con un proyecto educativo de centro y un equipo docente cohesionado, ofrecen más ventajas educativas que los idearios singulares cerrados.
 
 Respecto al profesorado:

 La percepción más frecuente es la de  que el profesorado de la enseñanza concertada está sujeto a un mayor control de ausencias y a una mayor vigilancia sobre las funciones que debe ejercitar,  gracias al carácter empresarial de los centros concertados y a que la contratación laboral deja más inermes a los profesores de la privada frente a los  patronos que a los profesores de la enseñanza pública frente a la administración. A ello contribuyen los períodos de prueba y la posibilidad de despido.

Frente a esa percepción, se achaca a una parte del profesorado de los centros públicos falta de rigor en el cumplimiento de sus funciones como consecuencia de la falta de autoridad de la dirección de los centros públicos y de la ausencia de control efectivo por parte de la administración educativa. Por el contrario, el profesorado de la educación pública goza de cierto prestigio, por muchas críticas que se hayan hecho al sistema de acceso por oposición a los cuerpos de funcionarios docentes, debido a que el carácter abierto  y público de éste, garantiza una selección  objetiva y favorece la independencia y autonomía profesional del docente.

Antes estas percepciones es conveniente  considerar que el profesorado de la privada está más sometido a la dirección del centro. Es, por tanto, más sensible a las directrices que le marcan y, por ello los padres pueden percibirlo más homogéneo y más asequible a sus intereses. En cambio el profesorado de la pública es percibido como más autónomo y el claustro de profesores resultante más heterogéneo.

Esta percepción debe resaltarse porque manifiesta algunas de las debilidades y, al mismo tiempo, la fortaleza de la escuela pública. El posible peligro del pluralismo resultante, y como consecuencia la mayor autonomía para el alumno, se convierte en una extraordinaria ventaja cuando, como sucede cada vez con más frecuencia, las directivas de los centros públicos acentúan la relación con las familias sin perder los márgenes de libertad y autonomía de los  alumnos a que se ha aludido. Hay menos control externo sobre la conducta del alumnado y de ese margen mayor de autonomía deriva una mayor responsabilidad sobre sus actos

Colectivo Lorenzo Luzuriaga                                                                                
Por la Escuela Pública: Documento para debate