La
noticia de convertir toda la provincia de Madrid en "zona única de
escolarización" ha sido uno
de los anuncios que ha sorprendido a muchas organizaciones y ciudadanos por
considerarla un auténtico dislate. Considerar inadecuada esta medida es suponer
que los responsables educativos de la Comunidad de Madrid se basan en los
mismos parámetros educativos que los que la critican. Igualmente, cuando se
analizan los objetivos en que se apoya la configuración de la zona única, se
entiende desde la perspectiva de los defensores de aumentar la libertad de
elección que perciban que la zonificación, tal y como actualmente funciona,
restringe la libertad de elección, al asignar forzosamente a los alumnos al centro más
cercano a su domicilio. Medida que les impide elegir aquellos centros que
prefieren por el simple hecho de estar en otra zona. De ahí, que para cumplir
el objetivo de "mejorar la libertad de elección de
los padres", según Esperanza Aguirre, sea necesario eliminar las actuales
zonas de escolarización. Medida que además tiene otro
objetivo obligar a que determinados centros, los colistas en el
ranking tengan, según la Sra. Figar”ponerse las pilas", como única
escapatoria para salir del vagón de cola.
Lo grave de estas propuestas es el
pensamiento único, rígido y excluyente que las fundamenta. La “única”
forma para que los centros se esfuercen por ofrecer una educación de mejor
calidad es que tengan que competir entre
sí. Es decir no se trata de una forma, sino de la única. Lo que nos sitúa en
una especie de dictadura. El centro que quiera mejorar no tiene otra
posibilidad sino participar en la carrera
Sorprenderse por
estas medidas es no entender los objetivos de la libre elección que López
Rupérez concreta en cuatro: a) Reconocer el derecho de los padres a elegir
libremente la educación que deseen para sus hijos., b) estimular la diversificación de la oferta pedagógica, c) promover la mejora de la calidad de los
centros poniendo en marcha en el seno
del sistema escolar público mecanismos de tipo mercado y d) asegura la oferta de enseñanza de carácter
confesional (pág. 48)[3].
Por tanto, convertir toda la provincia de Madrid en una zona única es la
mejor garantía para que exista una mayor
diversificación de colegios donde poder elegir. Lo que como en cualquier mercado facilita que
las familias-clientes tengan todas las posibilidades “imaginarias” para elegir
el mejor centro-producto. Por tanto, solamente se sorprenderá de esta medida el
que todavía no hay entendido los objetivos de la libre elección, entre los que
como se ha visto se encuentra el de poner “en marcha en el seno del sistema escolar público mecanismos
de tipo mercado”. En definitiva,
estamos ante propuestas y medidas que pretenden, sin tapujos, el más puro
mercado educativo.
Pero lo grave de estas políticas es que deja abandonados a
su suerte a los centros educativos es decir, que cada uno se saque las castañas
del fuego. ¿Qué pasa con los centros que no han logrado un puesto aceptable en
el ranking?. ¿Cuál es la causa? ¿Qué apoyo les presta la administración
educativa para que superen su situación?. Y las familias ¿pueden todas elegir?
¿Saben todas qué elegir? Son problemas
sin importancia. Ya que existen
suficientes mecanismos en el mercado educativos para que desde la
competitividad más salvaje se consiga mejorar la educación. Mientras. la
administración se lava las manos
Sin embargo, existen evidencias científicas
que han “demostrado
que en los sistemas educativos donde se han puesto en práctica medidas para
fomentar la libertad de elección han sido las familias de mayor nivel
socioeconómico las que han ejercido mayoritariamente la elección, mientras que
las menos favorecidas han tendido a mantenerse en el centro educativo asignado”[4].
Además, de acuerdo con Viñao, las políticas de libre
elección de centro sólo han servido, allí donde se han aplicado, para
incrementar las desigualdades sociales existentes, sin que, además, haya
surgido un mercado competitivo o se haya mejorado la calidad global de la
enseñanza. Más bien lo que ha sucedido ha sido lo contrario.
Sin lugar a dudas la implantación de estas medidas que se
inician en Madrid y que poco a poco se irán extendiendo al resto de las
comunidades, ya se ha copiado el modelo en Burgos y la Rioja, incrementarán las
desigualdades educativas, condenará a muchos centros a la marginalidad
educativa y reducirán a la escuela pública a ser subsidiaria en el sistema
educativo.
Ante este panorama muchos ciudadanos y organizaciones de
padres y profesores se indignan, lo que les lleva a hacen declaraciones y
redactar notas de prensa como demuestran estos ejemplos: “esto es una aberración”, ¿libertad de elección o libertad para la
segregación?, la nueva normativa de
escolarización es profundamente dañina para la igualdad de oportunidades y
vulnera la legislación vigente, por lo que merece el mayor de los rechazos”.
Declaraciones que evidentemente ponen de relieve el posicionamiento de dichas
organizaciones y plataformas y su indignación. Ante lo que habría que
preguntarse, si además sirven para algo más. ¿Sirven para concienciar a la
ciudadanía? ¿Sirven para que la Administración Educativa de marcha atrás?
Si realmente, se quiere un sistema educativo
en el que la libertad se conjugue con la igualdad y no con la exclusión y
discriminación si se quiere que la educación no acabe convirtiéndose en un gran
supermercado con escaparates, ofertas, clientes, etc. Sería necesario algo más
que declaraciones y pancartas. Hace falta contraponer al discurso hegemónico de
la libertad de elección de centro, de la mejora de la
calidad del sistema público a través de mecanismos de tipo mercado y de la
competitividad de los centros para ofrecer una educación de mejor calidad con otro
discurso contrahegemónico. No se
puede olvidar que este discurso, el
del neoliberalismo educativo, hace años que va calando en el tejido social, en
la medida que ofrece garantías de resolver los problemas, algunos graves, que
arrastra el sistema educativo.
Junto a esta estrategia es necesario
ir más lejos de la defensa de la escuela pública a base de eslóganes
publicitarios. La mayoría de las veces idénticos década tras década. “Por una Educación
Pública gratuita, igualitaria, integradora, participativa y plural”, se lee en un
manifiesto reciente. Los defensores de la Escuela Pública, aparte de los
eslóganes reivindicativos, deben de dar un paso más, para que los eslóganes sean
creíbles. Porque junto a los valores de la escuela pública: atender una educación para “todos,” desde la igualdad de oportunidades, la equidad y la
lucha por superar las desigualdades. Pero hoy, además es preciso lograr
el reto de la calidad educativa. Lo
que supone, erradicar las bolsas de fracaso escolar, absentismo y repeticiones entre
otras. Es necesario ponerse las pilas y demostrar que los centros educativos
pueden alcanzar las más altas cotas de calidad educativa[5]
sin tener que competir en la arena de la
mercantilización educativa. Es necesario demostrar que la libertad de elección
de centro desde la calidad educativa de todos los centros se torna lógica y
racional. Pero para ello es preciso que todos los que integran la comunidad
educativa confluyan en la necesidad de trabajar conjuntamente en mismo
proyecto. El proyecto de éxito
compartido
En conclusión, la zona única no es
un capricho de la presidenta de la Comunidad de Madrid, ni de la Sra. Figar,
sino que responde a una planificación de política educativa de gran calado y que hunde sus raíces en el neoliberalismo
educativo. Hoy la defensa se la escuela pública exige discursos y estrategias
que vayan más allá de eslóganes publicitarios, manifestaciones y pancartas.
23 de marzo de 2012-03-24
Ginés Martínez Cerón
[1] “Tímida
ministra”,publicado en El País el sábado 21 de julio de 1997
[2] La libertad de elección en
educación, publicado en 1995 por Francisco López Rupérez quien fue Director
General de Centros Educativos en el ministerio Aguirre, después presidente del
Consejo Escolar de la Comunidad Autónoma de Madrid y ahora Presidente del
Consejo Escolar del Estado.
[3]
Rupérez López Francisco. La
libertad de elección en educación
[4] Mancebón Domingo María Jesús Pérez Ximénez de Embún. Conciertos
educativos y selectividad académica y social del alumnado: un estudio aplicado
a los centros de secundaria de la
comunidad autónoma de Aragón
[5]
Calidad educativa es el logro de éxito educativo de “todo” el alumnado.
En los últimos años hemos asistido a la utilización sistemática de la "libertad de elección de centro" para introducir en la Educación Pública un montón de modificaciones estructurales. Desde la libertad de elección de centro por motivos religiosos, pasando por la libertad de elección por motivos económicos, por motivos sociales, etc. etc. estamos transformando un derecho universal de todo ciudadano, en un hecho diferenciador social.
ResponderEliminarSiendo ademas esta supuesta "libertad" una falacia digna de gran titular periodístico y no por ello menos incierta.
Cuando se eliminan elementos objetivos y medibles para la elección de centro, como es la proximidad, se incluyen otros que son subjetivos y "caprichosos" tendentes a la selección del alumnado por supuestos injustos.
Al final son los centros educativos quienes eligen a los alumnos y no al revés. No nos dejemos engañar.
Fernando