La educación básica debería ser sagrada o
lo que es lo mismo intocable. Por eso es difícil de entender que una educación
básica que ha logrado en nuestro País llegar hasta los 16 años, ahora sin más
se decida unilateralmente, sin un debate previo de los integrantes de la
comunidad educativa, quitarle un curso. Quitar un curso a la
secundaria supone un retroceso, sin precedentes, en uno de los avances
conseguidos en la educación en España a lo largo de los 50 últimos años. Desde
1945 hasta 1990 la enseñanza obligatoria ha ido aumentando el tiempo de
escolaridad, 12 años con la Ley de Instrucción Primaria de 1945. 14 con la Ley
General de Educación de 1970 y 16 años con la
LOGSE en 1990 estableciéndose así en diez años el periodo de educación básica.
Tarea
que consiste en lograr que el 32%
de alumnado que abandona los estudios sin
conseguir el título de la ESO lo consiga porque la educación básica sea accesible incluso para los que se consideran excluidos. Tarea que consiste en conseguir que el 42% de
alumnado que consiguió el título con más de 16 o más años, lo consiga a su edad
correspondiente. Que el 23% que consiguió
el titulo con 18 años o más, no tenga que repetir y estar dos años más en
la escuela porque no dispone de las ayudas necesarias. Abandonar la pedagogía
de la exclusión significa que el 24,5%
del alumnado de 15 años que cursaban 3º y que el 15% de 15 años que cursa aún 2º de ESO por culpa de las repeticiones. Se les atienda debidamente para que no tengan que repetir y
logren llegar a titular adecuadamente y además, a la edad correspondiente. Estas cifras
que debería encender las alarmas en la comunidad educativa se viene asumiendo
año tras años como si de algo natural se trataran.
¿Qué
razones da el Sr. Ministro para mutilar la ESO?
“conocer
mejor la siguiente etapa educativa no
obligatoria" y reducir el
abandono en la ESO y evitar así
que un tercio del alumnado no logre los objetivos de la educación obligatoria. Lo que justifica el Sr. Ministro al pensar que "Si a una edad un poco más
temprana se puede elegir un 'itinerario' que está más de acuerdo con la
orientación de cada alumno y comienza un curso obligatoriamente (de
Bachillerato o FP), va a ser mucho más probable que exista el incentivo para
continuar". En definitiva, de lo que
sencilla y llanamente se trata es de comprobar si así se rebaja el porcentaje
de abandono escolar y acumulación de repetidores que realmente es escandaloso. ¿ Son estas razones lo suficientemente poderosas para laminar un curso de educación básica?. Cuando todos sabemos que ni el abandono ni fracaso escolar se van a solucionar con esta medida. La única medida que a medio y largo plazo sería efectiva es la de cimentar la educación básica posibilitando que todos, incluso los que se consideran excluidos, dispongan de las ayudas necesarias desde el inicio de su escolarización, para que nadie se quede por el camino.
Razones
veladas para eliminar un curso de la educación básica
Esta
medida, evidentemente, no va a mejorar la educación, sino que simplemente
reducirá las cifras, tan escandalosas, de cara a la galería, de abandono y
fracaso escolar al eliminar el 4º curso y convertirlo en un curso con dos vías.
Una vía para los las que van a estudiar bachillerato y otra para la FP que
acogerá al grueso del alumnado repetidor y que potencialmente abandonaría.
Además, es una medida que, como es lógico, se aplicará a todas las comunidades autónomas. Lo cual ya de entrada es una injusticia. Porque siempre es una injusticia el café para todos. ¿Acaso no existen diferencias significativas en cuanto a los porcentajes de abandono y fracaso escolar?. En consecuencia estos
buenos propósitos del Sr. Ministro se caen por su propio peso. Basta con
comprobar que comunidades como El País Vasco con un 15,3% y Navarra con un
16,8% quedan muy lejos de Ceuta y Melilla, con un 54,8%, de Baleares con
un 44,2%, de Murcia con un 38,4%, y de Andalucía con un 38,0%.
Por
tanto, eliminar el 4º de la ESO no es la solución adecuada. Se mire por donde
se mire, el problema, del abandono y fracaso, en especial de ese segmento de
alumnado que actualmente abandona y es protagonista de esta lacra de las repeticiones.
Por tanto, la cuestión desde una
perspectiva de mejora debería plantearse ¿qué transformaciones son necesarias
llevar a cabo en los centros y aulas para logra que todo el alumnado termine la
educación básica y obligatoria con éxito? Si realmente el Sr. Wer pensara en erradicación
del abandono y fracaso escolar y en aumentar la calidad de la educación básica,
es decir de la primaria y secundaria obligatoria haría propuestas en la
dirección de apostar por extender la educación infantil temprana, por fomentar
la participación plena de todos los integrantes de la comunidad en la vida del centro,
por abrir el centro educativo a la colaboración de todos en el aprendizaje del
alumnado, por ver que actuaciones educativas a nivel estatal y mundial han
logrado este objetivo etc.
Es evidente que la
eliminación del 4º de la ESO y la
mutilación de la educación básica y obligatoria con la burda excusa y el
señuelo de así “va a ser mucho más probable
que exista el incentivo para continuar”
es sencillamente un pretexto para llevar a
cabo una planificación de reformas que se va dejando caer gota a
gota. No se puede olvidar que [3]“las posturas neoconservadoras más radicales abogan
por la reducción de la enseñanza obligatoria; es decir, por la exclusión de una
cierta parte de quienes han sido incluidos, en el último medio siglo, en el
proceso de escolarización creciente de la población adolescente y juvenil” Así
en un seminario celebrado en 1998 por la FAES en la ponencia titulada Ejes para
una reforma educativa, se dice que“aunque una educación básica
sigue siendo algo con justificación. Sin embargo, su duración no deba se tan
larga como ha llegado a imponer últimamente, pudiendo bastar seis u ocho años (desde los 6 años hasta los 12 ó
14)[4] “Por tanto, no nos engañemos, la
eliminación de un curso de la educación básica responde, sencilla y llanamente,
a una idea neoconservadora. Además, de adaptar la enseñanza a las necesidades del mercado configurando dos grupos de
ciudadanos. Uno que integrará a los que en el futuro formará el personal
cualificado y el otro. por el grupo de los que formarán la mano de obra que
necesita el mercado. En definitiva, se introduce una selección, y exclusión encubierta.
Garantizar
una educación básica para todos es de justicia
Lo verdaderamente importante es garantizar una educación
básica para toda la población hasta los 16 años. Lo que significa,
que todo el alumnado que entra en el sistema educativo saldrá con los aprendizajes
necesarios para encarar el mundo del trabajo y la sociedad. Garantizar la educación básica para todos
requiere buscar la solución a todos los problemas que dificultan o impiden que
una parte del alumnado no termine con éxito. Garantizar la educación básica
es atajar los problemas de aprendizaje
que vayan surgiendo a cada niño y niña en vez de acudir a las repeticiones
que al final lo único que consiguen es aburrir y desmotivas, para abandonar
Garantizar una
educación básica para todo el alumnado significa lograr un desarrollo pleno,
armónico y equilibrado de las capacidades y valores relacionados con cada una
de las dimensiones de la personalidad humana. Además, de poner las bases que
permitan el autoaprendizaje permanente, a lo largo de toda la vida para de un
modo continuo saber como ciudadanos dar respuesta a los retos que se le
presenten.
“Todos los niños,
jóvenes y adultos ha de poder disfrutar de una formación concebida para dar respuesta a sus necesidades
educativas fundamentales.
Estas necesidades se refieren tanto a las herramientas esenciales del
aprendizaje (lectura, escritura, expresión oral, cálculo y resolución de
problemas) como a los contenidos educativos fundamentales (conocimientos,
capacidades, valores y actitudes) que el
ser humano necesita para vivir y trabajar dignamente, para participar
plenamente en su desarrollo, par mejorar la calidad de su existencia.”[5]
Junto a estos
contenidos básicos, es necesario también preparar al alumnado a resolver el
problema de la avalancha de la información fragmentaria. Hoy sabemos que el
alumno y la alumna, no solamente recibe una gran cantidad de información de una
forma fragmentada y parcelada, sino lo que es peor, su incapacidad para
relacionarla y darle sentido. Por tanto, aunque parezca una paradoja, nos
encontramos ante una enorme contradicción, que la superabundancia de
información puede dejar al niño y la niña tan desinformado como lo estaba
antes, ya que como dice, A. Pérez[6]” si el
individuo no pude procesar la cantidad de información que recibe y en
consecuencia se llena de “ruidos”, de elementos aislados, más o menos
sobresalientes, que no puede integrar en su pensamiento para comprender mejor
la realidad y su actuación sobre ella.
En definitiva se trata
de conseguir para todos y todas una educación básica como elemento fundamental
para la formación de una ciudadanía activa y comprometida con su sociedad y que permita cimentar el desarrollo
de las libertades individuales fundamento de cualquier sociedad democrática.
Ginés Martínez Cerón
Asociación Educación Pública Siglo XXI
[1] Porcentaje de alumnado
que se encuentra matriculado en el curso o cursos teóricos correspondientes a
su edad
[2] http://foroeducacionpublica.blogspot.com/2012/02/las-repeticiones-una-lacra-del-sistema.html#links
[3] Viñao Antonio. El
desmantelamiento del derecho a la educación: discursos y estrategias
neoconservadoras
[5] El informe “La
educación encierra un tesoro” de la
Comisión Internacional sobre
la educación para el siglo XXI de la
UNESCO , presidida por Jacques Delors
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