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09 marzo, 2012

LA MUTILACIÓN DE LA EDUCACIÓN BÁSICA Y COMÚN ES UN ATENTADO AL DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS QUE ABANDONAN Y FRACASAN

La educación básica debería ser sagrada o lo que es lo mismo intocable. Por eso es difícil de entender que una educación básica que ha logrado en nuestro País llegar hasta los 16 años, ahora sin más se decida unilateralmente, sin un debate previo de los integrantes de la comunidad educativa, quitarle un curso. Quitar un curso a la secundaria supone un retroceso, sin precedentes, en uno de los avances conseguidos en la educación en España a lo largo de los 50 últimos años. Desde 1945 hasta 1990 la enseñanza obligatoria ha ido aumentando el tiempo de escolaridad, 12 años con la Ley de Instrucción Primaria de 1945. 14 con la Ley General de Educación de 1970 y 16 años con la LOGSE en 1990 estableciéndose así en diez años el periodo de educación básica.

 La educación básica es el aval que cualquier persona tiene para desenvolverse en la vida social y profesional. Por tanto, la educación básica debe estructurarse de tal forma que todos y todas puedan completarla con éxito. Este es como dice Esteve en la tercera revolución educativa “el gran desafío de la educación del siglo XXI: dar calidad a la educación en el nuevo panorama que supone trabajar con el cien por cien de los niños de un país, dar calidad a la educación de un sistema educativo que, por primera vez en la Historia, abandona la pedagogía de la exclusión intentando ofrecer una respuesta educativa a los miles de niños que, con escaso apoyo familiar, se incorporan por primera vez a nuestras escuelas, porque ni sus padres ni sus abuelos estuvieron escolarizados. Esta es la tarea.

Tarea que consiste en lograr que el 32% de alumnado que abandona los estudios sin conseguir el título de la ESO lo consiga porque la educación básica sea accesible incluso para los que se consideran excluidos. Tarea que consiste en conseguir que el 42% de alumnado que consiguió el título con más de 16 o más años, lo consiga a su edad correspondiente.  Que el 23% que consiguió el titulo con 18 años o más, no tenga que repetir y estar dos años más en la escuela porque no dispone de las ayudas necesarias.  Abandonar la pedagogía de la exclusión significa que el 24,5% del alumnado de 15 años que cursaban 3º y que el 15% de 15 años que cursa aún 2º de ESO por culpa de las repeticiones. Se les atienda debidamente para que no tengan que repetir y logren llegar a titular adecuadamente y  además, a la edad correspondiente. Estas cifras que debería encender las alarmas en la comunidad educativa se viene asumiendo año tras años como si de algo natural se trataran.


¿Qué razones da el Sr. Ministro para mutilar la ESO?


conocer mejor la siguiente etapa educativa no obligatoria" y reducir el abandono en la ESO y evitar así que un tercio del alumnado no logre los objetivos de la educación obligatoria. Lo que justifica el Sr. Ministro al pensar que "Si a una edad un poco más temprana se puede elegir un 'itinerario' que está más de acuerdo con la orientación de cada alumno y comienza un curso obligatoriamente (de Bachillerato o FP), va a ser mucho más probable que exista el incentivo para continuar". En definitiva, de lo que sencilla y llanamente se trata es de comprobar si así se rebaja el porcentaje de abandono escolar y acumulación de repetidores que realmente es escandaloso. ¿ Son estas razones lo suficientemente poderosas para laminar un curso de educación básica?. Cuando todos sabemos que ni el abandono ni fracaso escolar se van a solucionar con esta medida. La única medida que  a medio y largo plazo sería efectiva es la de cimentar la educación básica posibilitando que todos, incluso los que se consideran excluidos, dispongan de las ayudas necesarias desde el inicio de su escolarización, para que nadie se quede por el camino. 

Razones veladas para eliminar un curso de la educación básica


Esta medida, evidentemente, no va a mejorar la educación, sino que simplemente reducirá las cifras, tan escandalosas, de cara a la galería, de abandono y fracaso escolar al eliminar el 4º curso y convertirlo en un curso con dos vías. Una vía para los las que van a estudiar bachillerato y otra para la FP que acogerá al grueso del alumnado repetidor y que potencialmente abandonaría. Además, es una medida que, como es lógico, se aplicará a todas las comunidades autónomas. Lo cual ya de entrada es una injusticia. Porque siempre es una injusticia el café para todos. ¿Acaso no existen  diferencias significativas en cuanto a los porcentajes de abandono y fracaso escolar?. En consecuencia estos buenos propósitos del Sr. Ministro se caen por su propio peso. Basta con comprobar que comunidades como El País Vasco con un 15,3% y Navarra con un 16,8%  quedan muy lejos de Ceuta y Melilla, con un 54,8%, de Baleares con un  44,2%, de Murcia con un 38,4%, y de Andalucía con un 38,0%.


Por tanto, eliminar el 4º de la ESO no es la solución adecuada. Se mire por donde se mire, el problema, del abandono y fracaso, en especial de ese segmento de alumnado que actualmente abandona y es protagonista de esta lacra de las repeticiones. Por tanto, la cuestión desde una perspectiva de mejora debería plantearse ¿qué transformaciones son necesarias llevar a cabo en los centros y aulas para logra que todo el alumnado termine la educación básica y obligatoria con éxito? Si realmente el Sr. Wer pensara en erradicación del abandono y fracaso escolar y en aumentar la calidad de la educación básica, es decir de la primaria y secundaria obligatoria haría propuestas en la dirección de apostar por extender la educación infantil temprana, por fomentar la participación plena de todos los integrantes de la comunidad en la vida del centro, por abrir el centro educativo a la colaboración de todos en el aprendizaje del alumnado, por ver que actuaciones educativas a nivel estatal y mundial han logrado este objetivo etc. 


Es evidente que la eliminación del 4º de la ESO y la mutilación de la educación básica y obligatoria con la burda excusa y el señuelo de así “va a ser mucho más probable que exista el incentivo para continuar” es sencillamente un pretexto para llevar a cabo una planificación de reformas que se va dejando caer gota a gota. No se puede olvidar que [3]las posturas neoconservadoras más radicales abogan por la reducción de la enseñanza obligatoria; es decir, por la exclusión de una cierta parte de quienes han sido incluidos, en el último medio siglo, en el proceso de escolarización creciente de la población adolescente y juvenil” Así en un seminario celebrado en 1998 por la FAES en la ponencia titulada Ejes para una reforma educativa, se dice que“aunque una educación básica sigue siendo algo con justificación. Sin embargo, su duración no deba se tan larga como ha llegado a imponer últimamente, pudiendo bastar seis u ocho años (desde los 6 años hasta los 12 ó 14)[4] “Por tanto, no nos engañemos, la eliminación de un curso de la educación básica responde, sencilla y llanamente, a una idea neoconservadora. Además, de adaptar la enseñanza a las necesidades del mercado configurando dos grupos de ciudadanos. Uno que integrará a los que en el futuro formará el personal cualificado y el otro. por el grupo de los que formarán la mano de obra que necesita el mercado. En definitiva, se introduce una selección, y exclusión encubierta.

Garantizar una educación básica para todos es de justicia


Lo verdaderamente importante es garantizar una educación básica para toda la población hasta los 16 años. Lo que significa, que todo el alumnado que entra en el sistema educativo saldrá con los aprendizajes necesarios para encarar el mundo del trabajo y la sociedad. Garantizar la educación básica para todos requiere buscar la solución a todos los problemas que dificultan o impiden que una parte del alumnado no termine con éxito. Garantizar la educación básica es atajar los problemas de aprendizaje que vayan surgiendo a cada niño y niña en vez de acudir a las repeticiones que al final lo único que consiguen es aburrir y desmotivas, para abandonar

Garantizar una educación básica para todo el alumnado significa lograr un desarrollo pleno, armónico y equilibrado de las capacidades y valores relacionados con cada una de las dimensiones de la personalidad humana. Además, de poner las bases que permitan el autoaprendizaje permanente, a lo largo de toda la vida para de un modo continuo saber como ciudadanos dar respuesta a los retos que se le presenten.


“Todos los niños, jóvenes y adultos ha de poder disfrutar de una formación concebida para dar respuesta a sus necesidades educativas fundamentales. Estas necesidades se refieren tanto a las herramientas esenciales del aprendizaje (lectura, escritura, expresión oral, cálculo y resolución de problemas) como a los contenidos educativos fundamentales (conocimientos, capacidades, valores y actitudes) que el ser humano necesita para vivir y trabajar dignamente, para participar plenamente en su desarrollo, par mejorar la calidad de su existencia.”[5]


Junto a estos contenidos básicos, es necesario también preparar al alumnado a resolver el problema de la avalancha de la información fragmentaria. Hoy sabemos que el alumno y la alumna, no solamente recibe una gran cantidad de información de una forma fragmentada y parcelada, sino lo que es peor, su incapacidad para relacionarla y darle sentido. Por tanto, aunque parezca una paradoja, nos encontramos ante una enorme contradicción, que la superabundancia de información puede dejar al niño y la niña tan desinformado como lo estaba antes, ya que como dice, A. Pérez[6]” si el individuo no pude procesar la cantidad de información que recibe y en consecuencia se llena de “ruidos”, de elementos aislados, más o menos sobresalientes, que no puede integrar en su pensamiento para comprender mejor la realidad y su actuación sobre ella.


En definitiva se trata de conseguir para todos y todas una educación básica como elemento fundamental para la formación de una ciudadanía activa y comprometida con su sociedad y que permita cimentar el desarrollo de las libertades individuales fundamento de cualquier sociedad democrática.


Ginés Martínez Cerón

Asociación Educación Pública Siglo XXI




[1] Porcentaje de alumnado que se encuentra matriculado en el curso o cursos teóricos correspondientes a su edad
[3] Viñao Antonio. El desmantelamiento del derecho a la educación: discursos y estrategias neoconservadoras

[4]Ejes para una reforma. Ponencia e López-Muñiz. Fundación FAES
[5] El informe “La educación encierra un tesoro” de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI de la UNESCO, presidida por Jacques Delors

[6] Pérez Á y otros. Los retos de la enseñanza pública. Madrid. Akal. ( 2001)

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