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04 junio, 2013

LA FORMACIÓN DE LAS FAMILIAS CLAVE PARA LOGRAR EL ÉXITO DE TODO EL ALUMNADO

Es un hecho, que la formación de padres y madres y en general de las familias ha ocupado un lugar irrelevante en todos los ámbitos educativos. La formación, en la práctica, como demuestra la experiencia ha estado dirigida desde cualquier ámbito hacia la formación del profesorado. La razón, no es otra que el haber considerado al profesorado como las personas de las que dependía en exclusiva, la enseñanza-aprendizaje de los niños y niñas en los centros educativos. Realidad que ha relegado a un segundo plano la formación de las familias y ha fomentado en la comunidad educativa la creencia de que tanto las AMPAS como las familias son colaboradores secundarios en el centro educativo y que, no pocas veces, depende de las decisiones de la dirección del centro. Idea que ha ido anidando en una mayoría de claustros, asociaciones de madres y padres y familias en general.



Hoy, en la época de la sociedad de la información y comunicación es difícil mantener esa creencia. Son muchas las evidencias que demuestran que el niño y la niña aprenden no solamente en la escuela, sino en cualquiera de los ambientes donde se mueven: la calle, los amigos, en casa, en la televisión, en internet, etc. Además, investigaciones y experiencias avaladas científicamente demuestran que la calidad e intensidad de los aprendizajes de los niños y niñas depende de las interacciones que se realicen entre niño-niño, niño –adulto. Por tanto, es importante entender que los aprendizajes ya no son una tarea exclusiva del profesorado, sino de toda la comunidad educativa ya que, como demuestra la experiencia, el profesorado solo no puede lograr el éxito educativo de todo el alumnado, tanto por las razones aludidas como por la imposibilidad de atender de una forma personalizada la gran diversidad y heterogeneidad de las aulas.

Desde esta perspectiva, resulta totalmente anacrónico que la formación dirigida a los agentes educativos siga teniendo como objetivo exclusivo al profesorado. Es necesario cambiar dicha tendencia y abrir y extender la formación a todos los integrantes de la comunidad y en especial, a las familias que deben de ocupan un lugar destacado, en los procesos de aprendizaje de sus hijos e hijas.  La formación de las familias es sin lugar a dudas, clave en la aceleración de los aprendizajes de los hijos e hijas y en consecuencia, en la superación de desigualdades educativas y de oportunidades.  Además, la formación de las familias es también, la mejor forma de superar cierto determinismo que se ha incrustado en el mundo educativo por la influencia de las teorías de la reproducción social al correlacionar el nivel educativo de las familias y el rendimiento educativo. De todas formas, hay que tener presente que las teorías de la reproducción social solo tienen como objetivo explicar el funcionamiento de la escuela, destacando su papel reproductor, sin plantearse ir más allá con intervenciones que puedan modificar y/o transformar el contexto familiar y social y en consecuencia, las bajas expectativas de familias y alumnado sobre el éxito escolar.

Quizás, lo más preocupante de dichas teorías en estos momentos sea el haber legitimado en cierta medida, tanto en claustros como en AMPAs y familias una falsa creencia de que determinado alumnado, por el hecho de proceder de familias inmigrantes, familias desestructuradas y de exclusión social, alejadas de la cultura académica tienen muy difícil que sus hijos e hijas consigan el éxito académico y que, en un alto porcentaje esten  predestinados a engrosar las filas del abandono y fracaso escolar.

Existen datos significativos de muchos centros educativos, situados en determinados barrios, que demuestran que año tras año el porcentaje de abandono y fracaso escolar se repite como una constante.  Año tras año, los porcentajes de rendimiento académico no mejoran significativamente, a pesar de que el profesorado trabaje en la aplicación de programas de apoyo y refuerzo.  Lo que es sumamente peligroso ya que, se puede crear, en una parte de la comunidad educativa, la sensación e incluso el convencimiento de que la correlación herencia cultural rendimiento educativo es algo irremediable y contra la que no se puede hacer nada.  Esta creencia de que hay un porcentaje de alumnado, que se haga lo que se haga, está abocado al fracaso genera una sensación de impotencia y de pasividad, a la hora de buscar soluciones adecuada y efectiva a los problemas educativos.

La clave la formación y participación de las familias en los procesos educativos.

Como hemos visto anteriormente, la formación de las familias no ha sido valorada adecuadamente por considerar que los aprendizajes eran tarea exclusiva del profesorado. Sin embargo, la investigación y experiencias de éxito consolidadas demuestran que la formación de las familias, en especial de las menos académicas es clave en la mejora del rendimiento escolar, al influir significativamente sobre los aprendizajes de los hijos e hijas, al incidir en la transformación tanto, de las expectativas como los referentes culturales familiares.

La necesidad imperiosa de abordar la formación de las familias

Si la formación de las familias ha estado relegada a un segundo plano, ya no existe excusa para sacarla del abandono y precariedad a la que ha estado sometida, sencillamente, por ignorar lo que supone dicha formación, para el logro de la mejora del rendimiento académico y la creación de expectativas de éxito.  Por tanto, si la formación de las familias es un elemento clave en el aprendizaje del alumnado esta es inaplazable. Formación que permitirá por una parte, trabajar conjuntamente profesorado y familias en la misma dirección y por otra, que las familias puedan fomentar las interacciones comunicativas y dialógicas con el alumnado como medio eficaz del aprendizaje.

Las escuelas de formación un modelo a revisar

No es necesario profundizar mucho para convencerse que el modelo de “escuela de Padres” tal y como actualmente se desarrolla es un modelo desfasado que no responde a las necesidades, realmente, formativas de la mayoría de las familias y al de su implicación en el centro. Lo que por otra parte es lógico, ya que entre los objetivos de las AMPAs se contempla la formación de madres y padres  restringida a socios y socias y a unas determinadas temáticas que, en muchas ocasiones solamente interesa a un número reducido de madres y padres. Además, en la mayoría de AMPAS, no figura como objetivo prioritario trabajar por el éxito educativo de todo el alumnado, exigiendo aplicar en el centro actuaciones de éxito avaladas científicamente por la comunidad educativa internacional. 

Las escuelas de padres y madres, la mayoría de las veces,  han tenido, una vida lánguida, a pesar de ser gestionadas desde las propias organizaciones de madres y padres. Debido entre otras causas a, una falta de conocimiento y/o visión de lo que supone la formación de las familias para su contribución al aprendizaje y mejora del rendimiento académico.

Esta situación de precariedad, de las escuelas de madres y padres, junto a que la formación de las familias ha ocupado un lugar irrelevante, en todos los ámbitos educativos ha propiciado que muchas familias se sientan excluidas del centro educativo y que hayan acuñado una idea de que las AMPAs no son el referente para resolver los problemas educativos de sus hijos e hijas, sino para organizar fiestas y salidas y gestionar actividades extraescolares que, a veces, no son precisamente las que necesitan sus hijos e hijas para desarrollar los aprendizajes básicos e instrumentales necesarios . Lo que paulatinamente ha llevado a retirarse y perder todo interés asociativo.

¿Responde la formación que se ha ofrecido desde las AMPAS, federaciones y desde las mismas confederaciones a las verdaderas necesidades formativas de las familias?. La mayoría de las veces no. Ya que  ha existido una desconexión entre la formación ofrecida y las necesidades reales de las familias.  Es importante tener presente que los programas formativos se diseñan,normalmente,  desde la propia organización sin tener en cuenta, los intereses y necesidades de las personas participantes. Además, la formación ha sido, en un altísimo porcentaje, ofrecida y gestionada por las organizaciones de padres y madres, independiente del centro educativo. Estos dos elementos: la formación a partir de las necesidades reales de las familias y el centro educativo como escenario de la formación son clave para, darle sentido y significado a la formación.  Situación que ha repercutido en un alejamiento sucesivo de de muchos padres y madres que no han encontrado en la formación una conexión entre formación, participación e incidencia en la mejora de los procesos educativos de sus hijos e hijas y en consecuencia de la mejora del rendimiento educativo del centro. 

Revisión del modelo formativo

En la medida que se llegue a comprender, por parte de claustros y AMPAS que la formación de las familias es clave para el éxito educativo del alumnado se planteará, la necesidad de revisar y/o cambiar el modelo formativo hasta ahora imperante. El nuevo modelo que debe tener en cuenta los siguientes requisitos:

1. Permitir que los y las participantes sean protagonistas de su propio aprendizaje

2. Que los contenidos de la formación sean los que realmente necesitan las familias para su propia formación personal y la que les proporcione elementos para poder ayudar a sus hijos e hijas en los procesos de aprendizaje. Por tanto, la formación de familias tiene en si una doble finalidad, la de satisfacer su propias necesidades formativas como personas adultas que son y la de adquirir los conocimientos necesarios para participar, en el centro educativo y en los procesos educativos de sus hijos e hijas y  alumnado en general.

3. El escenario de la formación debe de ser, en lo posible, el centro educativo en la medida que los espacios y recursos son los más idóneos para su desarrollo.

4. los horarios deberán ser lo suficientemente flexibles, a lo largo del día, para que puedan participar todas las familias que así lo decidan en la formación que necesitan.

Un dato muy importante, a tener en cuenta, es que la formación de aquellas familias que se encuentran alejadas de la escuela, en la medida que la formación eleva su nivel educativo, puede constituir un primer paso, para acercarse y conocer la escuela y posteriormente participar en otras actividades, así como a ayudar a sus hijos en su itinerario educativo.

Características que debe tener el modelo de escuela de familias:

1. Objetivos de la escuela de familias.

Los objetivos finales de la formación de las familias se concretan en: satisfacer su propias necesidades formativas como personas adultas y la de adquirir los conocimientos necesarios para participar, en el centro educativo y mejorar la implicación de todos en la educación de los hijos e hijas.

2. Creación de espacios en los centros educativos

Este modelo de formación tiene que desarrollarse en y desde el centro, así lo sugieren las investigaciones sobre formación de familiares, creando espacios donde la familias puedan desarrollar su formación.

3. Contenidos de la formación

En este modelo de formación caben todos aquellos contenidos que los distintos grupos de familias necesitan. Hay que tener presente que la diversidad de familias es muy amplio y en consecuencia sus necesidades son igualmente muy diversas. En la formación de las familias cabe desde un programa de alfabetización hasta uno de informática. Se trata de satisfacer por una parte, las propias necesidades formativas de las personas adultas y por otro, la de adquirir los conocimientos necesarios para participar ayudar a sus hijos en los estudios. ¿Cómo se puede ayudar a los hijos si no se tienen los suficientes conocimientos para ello? ¿Cómo podemos pretender que determinadas familias ayuden a sus hijos e hijas en la realización de deberes y demás tareas escolares? ¿Cómo queremos que las familias se impliquen en determinadas actividades del centro, en su gestión y toma de decisiones sin la formación y el conocimiento necesario?

4. Horarios para la formación

Es evidente que cada grupo de familias necesita de horarios adecuados. Depende de sus ocupaciones, trabajo, etc. Lo cual abre la posibilidad que, incluso, en horario docente se pueda desarrollar alguna actividad formativa. Desde esta nueva perspectiva de formación es muy importante tener en cuenta que todos deben sentirse protagonistas  de su aprendizaje. De ahí, la importancia de adecuar desde lo horarios hasta las actividades de de las personas participantes.

5. Voluntariado. Imprescindible. Es evidente que hay que iniciar la constitución del grupo de voluntariado que pueda colaborar, entre otras actividades, en la formación de los distintos grupos de las familias. Aunque en un principio pueda parecer algo difícil, las experiencias existentes demuestran que hay más personas de las que pueda parecer en un principio dispuesta a participar realmente en este tipo de proyectos.

6. Comisión de escuela de familias

Lo ideal es formar una comisión integrada por representantes del AMPA, de las familias y del profesorado. Esta comisión tendrá las funciones de recabar las necesidades formativas, los espacios y horarios, el voluntariado que se hará cargo de las distintas actuaciones formativas y su coordinación.
Es evidente que cualquier familia que descubra que la escuela no es solamente un lugar al que asisten sus hijos durante unas pocas horas, sino que esta al servicio de “todos” empezará a creer en la participación y en que la Escuela Pública es la escuela de todos y para todos.

7. Requisitos para el cambio de modelo

El cambiar el modelo de escuela de padres y madres necesita su tiempo, así como las personas dispuestas a emprender dicha transformación. Cambio que no tendría ningún problema si profesorado y AMPA conjuntamente y de mutuo acuerdo se decidieran por este modelo de formación de las familias. No se puede olvidar, la experiencia, así lo ha demostrado, que si el equipo directivo y la mayoría del claustro no están de acuerdo en impulsar la formación de las familias será muy difícil iniciar este cambio de modelo.

Ahora bien, mientras no llegue el momento en el que equipo directivo y la mayoría del claustro se sumen al proyecto formativo, el AMPA, en el caso que decida cambiar el modelo formativo, no puede sumirse en la resignación y pasividad. En este caso debe buscar, al menos, la colaboración del equipo directivo para poner en funcionamiento la escuela de familias u otras actividades. Lo que supondrá llegar a acuerdos sobre espacios y horarios, responsabilidades, etc. Es decir, todo lo necesario para iniciar otras actividades participativas con alumnado, familias y voluntariado.

Medidas a impulsar

Las organizaciones de padres y madre

Revisar el modelo de formación “escuelas de padres” a fin de integrar la formación de las familias en el contexto de la escuela y con una formación que responda, en cada contexto educativo, a las necesidades y tiempos de las familias.

Motivar, ilusionar y trabajar para que los equipos directivos de los centros y a los claustros entiendan la importancia de la formación de las familias en y desde el propio centro.

Difundir, como representantes de las familias, experiencias de éxito contrastadas científicamente, a fin de sensibilizar a la comunidad educativa


Ginés Martínez Cerón
Pertenece a la A. E. Pública Siglo XXI

4 de junio de 2013

1 comentario:

  1. Esto no es un disparate, las familias deben estar implicadas en la educación. Pero la Escuela de Padres raramente funciona, pues no hay cultura de eso. Funcionan las reuniones tipo taller para aprender todos sobre TIC, sobre niños, etc. (5 al año). Se trata de hacer algo dinámico, no muy obligado, que les aporte en su labor educativa. El voluntariado es bien acogido por la gente con tiempo libre, que les gusta implicarse en esto.
    Lo bueno es aprovechar todos los recursos humanos que nos lleguen. Dinamizar e implicar.

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