Actualmente, las
AMPAS y las familias que
representan, no es un secreto para nadie, no participan normalmente, en
aquellas tareas que las evidencias científicas han demostrado que conducen al
éxito escolar de todo el alumnado. Por tanto, se puede decir sin temor a
equivocarse, que las AMPAS y las familias que representan, apenas tienen
incidencia en la mejora de los resultados académicos del centro educativo.
La cuestión a plantear, es si las AMPAS
y las familias pueden vivir de espaldas a los resultados académicos del centro
educativo, ignorando la incidencia que tienen en el éxito escolar dichas
prácticas. ¿ Tiene algún sentido
actualmente, en plena sociedad de la información, seguir con el tipo de
actividades heredadas de un modelo educativo de la sociedad industria?.
Actividades, la mayoría de las veces centradas en la gestión de actividades
extraescolares que, la mayoría de las veces, resultan intrascendentes para
contribuir al éxito del alumnado[1],
bancos de libros, organización de escuelas de padres[2]
, organización de fiestas, reivindicaciones para reclamar más profesorado por
exceso de ratio, ampliación de dependencias etc. Actividades que por legítimas
e interesantes que sean, la mayoría de las veces, han sido irrelevantes y
de una incidencia nada
significativa en la mejora de los centros y en el rendimiento académico tanto,
de los hijos e hijas, como del conjunto del alumnado del centro
Es preciso tener presente, que en el modelo
educativo heredado de la sociedad industrial el aprendizaje era
el resultado de la transmisión directa de los saberes del profesor al alumnado. El centro y aula eran los espacios exclusivos
de aprendizaje a cargo del profesor o profesora. El aula estaba blindada a
cualquier otra persona de la comunidad. Era evidente que con esta concepción las
familias quedaban al margen de lo que ocurría dentro del centro y aula ya que,
poco o nada tenían que aportar al aprendizaje escolar. De ahí, que tanto la
participación como, las actividades que pudieran hacer de las AMPAS eran
concebidas como algo complementario y secundario. Las escuelas e institutos, como
dice Colett[3]
no fueron pensadas para que las familias participaran en el centro educativo.
Ahora bien, ¿ sirve para la
sociedad de la información el mismo modelo educativo heredado de la sociedad
industrial?. La sociedad de la
información reclama otro modelo educativo capaz de desarrollar, como dice ( Pérez Gómez 2012)
todas las potencialidades e inteligencias, a través de aprendizajes cooperativos y
dialógicos donde tienen cabida la creatividad, el cuestionamiento, la
imaginación, la argumentación, la tarea compartida, los proyectos de investigación.
Todo lo contrario del modelo tradicional, en el que al alumnado se le somete a
una pasividad, a escuchar, memorizar, responder a preguntas orales y escritas
cerradas. En la sociedad de la
informacional la clave del éxito
reside en un aprendizaje dialógico e interactivo. El aprendizaje, ya no se circunscribe,
exclusivamente, al aula y al profesor sino, que es el resultado de las
interacciones entre el alumnado y otras personas: el profesor, los padres, los
amigos, etc. En consecuencia, desde esta perspectiva el aprendizaje depende de
la riqueza de las interacciones que el alumnado pueda realizar con la
diversidad de personas con las que se relaciona en los diversos contextos donde
se mueve. “El aprendizaje despierta una variedad de procesos evolutivos
internos que sólo pueden operar cuando el niño esta interaccionado con personas
de su entorno y en colaboración con sus iguales” (Vygostsky 1997 Pág. 90). Este
nuevo modelo educativo reclama de las AMPAS y familias un giro de trescientos
ochenta grados en lo que concierne a la participación y a su incorporación al
proceso de aprendizaje tanto dentro como fuera del centro.
Sin embargo, a pesar de estar situados en el escenario de la sociedad
de la información, la escuela sigue mayoritariamente anclada en el modelo
tradicional que, impide su apertura al entorno, las AMPAS y familias. Situación
que supone, en principio, una
gran dificultad estructural, para
reconocer que las familias forman parte real de los centros educativos. Esta creencia, muy asentada en el
profesorado y en la sociedad, en general, supone una rémora para
admitir, sin ponerla en tela de juicio, cualquier propuesta e iniciativa de
participación e implicación de las AMPAS en la vida de los centros. Por tanto, es
comprensible que tanto el profesorado como, las mismas AMPAS atrapadas en estas
concepciones sigan pensando que la labor de las AMPAS y familias es periférica
y que su papel siga siendo el de colaboradoras en actividades de tipo
complementario. En definitiva, se puede
decir que las AMPAS, teóricamente
pertenecen al centro, pero no forman parte de él, a la hora de
participar de puertas adentro o de tomar decisiones que afecten a su
funcionamiento, o dicho de otro modo, forman parte del centro circunstancialmente pero no
estructuradamente. De ahí, que las AMPAS vengan a estar, muchas veces, como el chico de los
recados al servicio de los
intereses de la dirección y/o el profesorado, cuando las necesitan para realizar alguna actividad puntual o para
reclamar ante la Administración la solución a determinados problemas.
Ante esta situación de prolongar un modelo educativo
desfasado y obsoleto, incapaz de despertar ilusión y pasión por el saber y en
el que las repeticiones, el abandono y fracaso escolar son una tónica casi
invariable año tras año se les presenta a las AMPAS y familias una gran
disyuntiva. Seguir como hasta
ahora y hacerse cómplices de la perpetuación del modelo educativo tradicional o
por contra tomar conciencia de lo que supone el cambio de modelo
educativo. Evidentemente, en el
caso de que se decidan por el nuevo modelo educativo, será necesario un
replanteamiento de sus objetivos, funciones, estructura organizativa y formas
de participación.
Desde
esta nueva perspectiva, las AMPAS deben de dotarse de nuevos objetivos en
consonancia con el modelo educativo de la sociedad de la información y que les
permita superar el tipo de
actividades que hasta el momento vienen realizando. La investigación científica como el
proyecto INCLUD-ED y numerosas experiencias
educativas contrastadas científicamente demuestran que las AMPAS y las familias pueden revertir los resultados educativos tanto
de sus hijos e hijas como, del alumnado del centro. Planteamiento que exige a las AMPAS abrir nuevos caminos para
renovar la participación y dotarla
del sentido que requiere la sociedad actual, como se puede comprobar en el: “Observatorio europeo de la participación de los padres en
la educación”.
Por tanto, es un reto para cualquier
AMPA abrir un proceso de reflexión y
valoración que posibilite el replantearse, el significado y sentido que tiene
hoy la participación de las familias en los centros educativos. Proceso que deberá llevar a repensar si las
actividades que, en estos momentos, se realizan desde el AMPA sirven para
mejorar el rendimiento del alumnado y en consecuencia reducir el fracaso
escolar. Igualmente la nueva participación exige de las AMPAS renovar los contenidos formativos para las familias. Formación que deberá
responder a un nuevo modelo formativo que a diferencia del actual responda a las
verdaderas necesidades de las familias, posibilitando así la participación en
el proceso educativo de sus hijos[4],
tal y como demuestra la
investigación científica[5].
En
definitiva, este replanteamiento supone tres ejes sobre los que debe de pivotar
el cambio. Los objetivos que habría que replantearse en la dirección de conseguir el éxito escolar de todos. La
relación con las familias y su formación e información sobre el modelo
educativo para la sociedad de la información y actuaciones de éxito. Tipo de
participación y actividades que habría que realizar.
Respecto
al primer eje, los objetivos que
habría que replantearse, para
conseguir el éxito escolar de todo el alumnado, es evidente que la primera
tarea es ver y valorar cuales son los objetivos que tiene planteados el AMPA en
sus estatutos o programa. Seguramente, parte de dichos objetivos responden al
del modelo educativo heredado de la sociedad industrial en cuyo caso habría que
sustituirlos por otros objetivos que contemplen la participación en la vida del
centro educativo, la relación con las familias y su formación, las actividades
extraescolares no como algo periférico sino incardinadas en el proceso de
aprendizaje de todo el alumnado.
El segundo
eje, estaría conformado por la relación
con las familias y su formación e información. El nuevo modelo educativo, a
diferencia del tradicional, contempla la integración de las familias en la vida
del centro. Esta nueva situación requiere de las AMPAS, un replanteamiento de su estructura organizativa. No es lo
mismo que los socios del AMPA sean personas individuales, padre/madre que, sean
las familias. Además, otro aspecto a considerar y a modificar, es el
concepto de socio ó no socio como elemento vinculante al AMPA. Es de lógico,
que en un escenario tan complejo y cambiante como el educativo, la estructura
del AMPA deba dar respuesta a dichos cambios. El otro elemento de este eje, es la formación e información a las familias. Formación, que debe
plantearse renovar los contenidos formativos para las familias. La razón de
esta renovación estriba en ofrecerle a las familias aquella formación que realmente les interesa y les ayude
para mejorar como personas y
para poder ayudar a sus hijos e hijas en su proceso educativo. Hay que tener en
cuenta que este tipo de formación, como ha demostrado la investigación
científica, influye muchísimo sobre los aprendizajes de los hijos e hijas, ya que es la base para la transformación, de las
expectativas familiares sobre la educación de sus hijos y aquellos aspectos de
su cultura costumbres, concepciones, etc., que constituyen sus referentes culturales. Respecto a la información, aspecto que
complementa la formación, es necesario priorizar, la información suficiente para que entiendan y tomen conciencia, de
que hoy el éxito de sus hijos e hijas puede ser una realidad. Lo que supone, informarles sobre el nuevo
modelo educativo y las experiencias de éxito. Experiencias que han demostrado que la
implicación de las familias es un ingrediente esencial para el éxito de todo el
alumnado.
El tercer eje, lo constituye la participación, no hay que inventarse nada nuevo, sencillamente apoyándose en
investigaciones científicas, ver los tipos de participación y su grado de
eficacia en la mejora del centro y en el éxito escolar. Se trata de ir más allá
de la participación informativa y consultiva, predominante en la mayoría de los
centros educativos y lograr una participación decisoria y educativa, como
garantía de una participación eficaz en la vida del centro educativo. El proyecto Included facilita la tarea al definir y analizar los cinco tipos de
participación[6] que se
pueden dar en un centro educativo y sus repercusiones en el aprendizaje y éxito
del alumnado. Este documento, fruto de la investigación en varios países de Europa,
debería convertirse en una guía de AMPAS y claustros para analizar y valorar el
tipo de participación que están llevando a cabo en sus respectivos
centros. Se trata en definitiva, de
iniciar un proceso que permita
superar los viejos esquemas, sobre el sentido, la finalidad y los
modelos de participación y abrir nuevos cauces participativos, ahora
inexistentes, para que todos los miembros del AMPA y familias, se sientan
protagonistas y parte real de la vida del centro educativo y pasar a ser protagonistas, en la mejora integral del
centro, conjuntamente con el profesorado y agentes educativos de la comunidad
escolar.
Llegados a este punto ¿que se
puede hacer un AMPA?.
En el momento que un AMPA llegue al convencimiento de que su papel respecto al
centro y a las familias debe cambiar y que su función primordial, además de
colaborar en determinadas actividades completarías es la de trabajar para que las familias entiendan
que de su participación e implicación, en el proceso educativo de sus hijos e
hijas, depende su éxito escolar. Por tanto, la información y formación de
las familias en esta dirección es una tarea imprescindible e irrenunciable de
cualquier AMPA. Simultáneamente poner en marcha el proyecto“ familias por el éxito educativo” Proyecto
que se basa en los siguientes principios:
1.- Que el éxito
académico de sus hijos e hijas es posible por estar demostrado científicamente.
2.-Que la escuela puede y debe proporcionar a todo el alumnado una
educación que les permita el éxito en sus estudios. Hoy la investigación
científica ha demostrado que el éxito escolar es una realidad trasladable a
cualquier centro educativo.
3.- Que La voz colectiva de las familias organizadas disponen de un
potencial capaz de transformar la escuela de sus hijos.
4.- Que la participación e implicación de las familias y otros
miembros de la comunidad en los procesos de aprendizaje dentro y fuera del aula
es clave para el éxito.
Es evidente, que las familias bien formadas y comprometidas en el “proyecto éxito educativo”, y
comprometidos colectivamente tienen la fuerza suficiente para cambiar la
escuela de sus hijos e hijas y poder
convencer, presionar, y exigir al profesorado que el éxito escolar se
puede conseguir, siempre que se establezcan las condiciones necesarias y se
creen las situaciones que así lo permitan. Por tanto, una tarea a abordar por
las AMPAS, desde” el proyecto éxito
educativos”, es la de posibilitar que le llegue al profesorado la información necesaria para, que conozca la existencia de
actuaciones educativas de éxito, en multitud de centros a lo largo y ancho de
los cinco continentes. Única forma de abrir la puerta para cambiar el modelo
educativo tradicional por modelos educativos propios de la sociedad de la
información. Porque el AMPA y las familias no pueden seguir tolerando que una
parte de sus hijos e hijas sigan fracasando. ¿Qué familia se puede conformar
que sus hijos e hijas fracasen si existen evidencias científicas si existen
prácticas educativas eficaces?
El AMPA y
las familias, no pueden seguir mirando para otro lado, porque lo que está en
juego es que el alumnado que repite deje de repetir, que se acabe la
incompetencia lectora, en definitiva que se acabe las escandalosas cifras del
fracaso escolar. Por tanto, las familias, todas las familias como Fuente
Ovejuna, todas a una, a exigir sin paliativos el éxito educativo de sus hijos.
No se está pidiendo nada descabellado. Simplemente se pide que el profesorado
sea responsable de su profesión y que levante la mirada por encima de los muros
del centro educativo y vea que si otros centros educativos lo han logrado, aquí
también se puede.
10 de Octubre de 2014
Ginés Martínez
Coordinador de la A. E.
P. SIGLO XXI
[1] Es un
hecho demostrable que actualmente las mayoría de las actividades extraescolares
no responden ni por su organización, ni por su contenido al tipo de actividades
que el alumnado necesitaría.
[2] La mayoría de veces descontextualizada del centro y
entorno y cuya temática, en general no responde a las necesidades formativas
que necesitan las familias.
[3] Colett,
en debates educativos “Papel clave de
la familia en la educación” Fundación Bofill .
Me parece muy interesante la publicación. Mi opinion personal es que lo que hace no son actividades extraescolares para sólo los que puedan pagar, la mayor parte de familias no tienen recursos para pagar 20 o 18 euros por las actividades extraescolares.
ResponderEliminarLo que hace falta son actividades o puntos de encuentro totalmente gratuitos y que padres y voluntarios ayuden a los niños que lo necesitan y cuyos padres están en paro.
Habría que usar las aulas del cole por las tardes para ello. De hecho yo me ofreci como profesor, que soy, como voluntario para ayudar a los niños de primaria pero el centro alega que fuera dle horario no es de su cometido, que ¿cómo selecionar a los niños?
Como comentan y con la posiblidad de la tecnologia incluso esas clases de apoyo se podrian dar incluso a través de la red, pero GRATIS.
también deberia existir un blog, creado por los padres para pasar los apuntes, la materia que tienen que estudiar, me refiero concretamente a primaria. Los profesores no tienen tiempo porque tendria que hacerlo fuera de su jornada y no cobrarian por ello.
Aunque agradezco las labores de las AMPAS para mejorar el rendimiento de nuestros hijos deberia existir mas interactividad, reunir a los niños, ayudarles a repasar matematicas, ingles, pero sin pagar a terceros, la educación debe ser gratuita, pues de otro modo, solo los que puedan pagar pueden mejorar sus habilidades.
En muchos centros para hablar con el profesor de un niño de primaria hay que esperar 2 semanas y no se puede, mejor, esta prohibido el acceso de los padres a las aulas, y curiosamente aunque esto aparezca en los estatutos y normas es algo que tenemos que cambiar, aunque sea una norma, las normas hay que cambiarlas porque los tiempos cambian.
Para terminar, el asunto es que disponemos de una gran parte de personas paradas, jubiliadas que podrian ayudar a nuestro hijos con todo cariño y sin necesidad de ser titulados.
Hay que ayudar al que menos sabe, y el que menos sabe, el que necesita ayuda son aquellos que no pueden pagar. ¿A qué estamos esperando?
Gracias.
Totalmente de acuerdo Manuel. Creo que ese es un camino totalmente viable y además urgente si se quiere que ese porcentaje de niños y niñas salgan de una situación, de la que ellos no son culpables, sino el contexto social y familiar en el que viven. Son tantos los voluntarios y voluntarias que estarían dispuesto a poner su granito de arena que es un despilfarro no aprovecharlos. Gracias Manuel.
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