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20 septiembre, 2014

LA IMPORTANCIA DEL FUNCIONAMIENTO DEL CENTRO EN LOS RESULTADOS

Si queremos resultados                                                                      
distintos hemos de hacer
cosas distintas

          Albert Einstein

Inventariar los  problemas del centro educativo tiene por objetivo verificar la situación real del centro y tomar conciencia colectiva de su realidad para, poder buscar conjuntamente, las medidas necesarias para lograr un centro para el éxito educativo.  Situación real que supone, conocer a fondo el funcionamiento del centro, los resultados académicos, y en consecuencia, todos aquellos aspectos que sería necesario cambiar y transformar: índices de fracaso, repeticiones, déficit en comprensión lectora, alumnado atrasado, con dificultades de aprendizaje, alumno desmotivado, tipo de participación de las familias. En definitiva, se trata de que toda la comunidad educativa tome conciencia de cual es la realidad del éxito y del fracaso del alumnado del centro.

Una vez conocida la realidad del centro se presentan dos opciones. Que los resultados sean óptimos, en cuyo caso habrá que felicitarse o bien que los resultados que obtiene el centro año tras año, en lectura comprensiva, ciencias, matemáticas, etc.,no mejoran significativamente, impidiendo el éxito de todo el alumnado. En cuyo caso será necesario buscar, entre todos y todas,  la verdaderas causas de las deficiencias de aprendizaje que aquejan al centro y que se manifiestan en dichos resultados.

 Buscar las causas que generan unos resultados mejorables puede presentar algunas dificultades. Dificultades que podrían estar motivadas por el peso que determinadas creencias  tienen tanto, en el profesorado como en  las familias y que a lo largo del tiempo han adquirido carta de naturaleza.  Entre estas creencias se encuentra precisamente el culpabilizar al contexto familiar y social del alumnado y familias las deficiencias en el aprendizaje y en consecuencia, los bajos resultados y el fracaso. Es verdad, que el factor que  explica y predice en la actualidad de manera más significativa  las diferencias en el rendimiento está configurado por las desigualdades socioculturales del contexto familiar, como demuestran numerosas investigaciones e informes como afirma PEREZ GOMEZ en  su interesante libro “Educarse en la era digital”: ( GOLEMAN,1966; RIST, 1997, PEREZ GOMEZ Y GIMENO SACRISTAN, 1993, OCDE-PISA). Pero, lo grave de esta creencia es su inmovilismo apoyado quizás, inconscientemente, en una especie de determinismo que cree que  ese segmento de alumnado procedente de contextos familiares desectructurados, de un determinado origen social y de la inmigración, no tienen o tienen pocas posibilidades de lograr el éxito.


La cuestión a plantear es si la escuela, apoyada en esa creencia, adapta sus enseñanza a los niveles de dicho alumnado ya sea individual o en grupos de nivel bajo o lo que es lo mismo a una enseñanza con menos exigencias y expectativas, al creer que dicho alumnado es incapaz de llegar a metas más altas. Si una parte del alumnado, al entrar en la escuela se encuentra en desventaja debido a su procedencia social y al terminar la enseñanza obligatoria sigue existiendo dicha desventaja. No es necesario profundizar mucho para evidenciar la ineficacia de dichas actuaciones como avala la experiencia y las estadística nacionales e internacionales, al no haber conseguido bajar significativamente los porcentajes y/o erradicar el fracaso de las aulas. Realidad incuestionable que debe llevar a interrogarse sobre ¿Cuál es la función compensadora de la escuela?.

Sin embargo, estas prácticas, a pesar de su extensión en una parte muy importante de la comunidad educativa, no se sostiene, hoy día, en la sociedad de la información. Son múltiples las experiencias educativas y le investigaciones avaladas por la comunidad científica internacional que demuestran que dicho alumnado si puede tener éxito siempre que se apliquen las medidas adecuadas. De ahí, la importancia de que profesorado y familias valoren las medidas que se están  implementado, para  mejorar y acabar  con los deficientes resultados obtenidos. Por consiguiente, es necesario plantearse cuestiones del siguiente tipo:

¿Qué medidas se han aplicado en los distintos cursos para aumentar el rendimiento del alumnado con problemas de aprendizaje?. ¿Han sido medidas adaptativas y exclusoras? Es decir, se les ha adaptado el currículum y han pasado a integrar programas de compensatoria, educación especial, etc. ¿Las medidas aplicadas al alumnado desaventajado  en qué grado han logrado superar las diferencias y mejorar significativamente los resultados?. Si no es así, ¿por qué se siguen practicando?.

La respuesta a estas cuestiones nos ilustrarán sobre si las medidas que se aplican al alumnado son eficaces, en cuyo caso, servirán para afirmarse en la bondad de dichas prácticas o  por  contra, no son eficaces, en cuyo caso habrá que plantearse sustituirlas por otras que hayan demostrado su eficacia al resolver los problemas de aprendizaje del alumnado desaventajado y del fracaso.

 ¿Pero existen medidas que hayan demostrado su eficacia?.  Los informes PISA, así como, investigaciones recientes, abren la puerta a otras posibilidades que han demostrado que aunque el entorno social, económico y cultural tiene una gran incidencia en los resultados, el funcionamiento del centro es un factor determinante. La importancia de este descubrimiento radica en que un centro educativo, tiene una capacidad mucho mayor para reducir las diferencias entre su alumnado que el nivel socioeconómico y cultural del alumnado.  Lo que dicho de otra forma, significa que un centro educativo, que tenga una buena gestión de sus recursos, motivación y estrategias apropiadas para lograr el nivel de competencia requerido de su alumnado, neutraliza el peso los factores socioeconómicos y culturales de las familias y mejora sus resultados.
Sin embargo, si un centro educativo no dispone y/o no gestiona adecuadamente los recursos y estrategias educativas aludidas. El peso los factores socioeconómicos y culturales de las familias, al no ser neutralizados, influirá de una forma determinante en los deficientes resultados.

Por tanto, si el funcionamiento del centro educativo tiene un peso tan fuerte en los resultados, llegando incluso, a neutralizar los factores socioeconómicos y culturales de las familias, es una responsabilidad de la comunidad educativa revisar el funcionamiento del centro, a fin de mejorar y corregir aquellos aspectos que puedan impedir o dificultar las posibilidades de éxito del alumnado desfavorecido socialmente.

Además, junto al funcionamiento del centro como determinante del éxito del alumnado desfavorecido, es necesario, por lo tanto, centrar la mirada también en las relaciones y alianza que han de crearse entre los centros, las familias, la comunidad, el sector de otros servicios y empresas. Se ha de tener una visión de los centros como espacios integrados de servicios donde se amplíen las oportunidades de formación más allá del horario escolar (Escudero y Martínez Domínguez,  2012).

Es  una evidencia, que nadie cuestiona, que el centro educativo se encuentra desbordado al ser incapaz  de eliminar las desigualdades y erradicar el fracaso. Lo que exige, por una parte, abrir el centro a a otros agentes educativos: familias, vecinos, estudiantes, jubilados, etc., a fin de que se impliquen con su participación  en los aprendizajes del alumnado que requiere más interacciones que las que realiza en el aula y, por otra,   neutralizar el peso los factores socioeconómicos y culturales de las familias

Es preciso, no conformarse con neutralizar el peso los factores socioeconómicos y culturales de las familias sino, que es necesario avanzar en el camino de transformar los contextos sociales y familiares donde vive y se desarrolla el alumnado. Se trata en definitiva, de implicar a toda la comunidad educativa en los aprendizajes tanto fuera como dentro de la escuela.

Conclusión: el camino para reducir y eliminar las diferencias entre un tipo de alumnado y otro y erradicar el fracaso, no se concibe en la sociedad de la información, en la adaptación de la enseñanza a los niveles del alumnado desaventajado, sino en la transformación de los contextos donde vive el estudiante y la estudiante al incorporar a muchas más personas al proceso de aprendizaje.


20 de septiembre de 2014
Gines Martínez
Coordinador de la A. E. P. Siglo XXI