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21 noviembre, 2012

LAS REVALIDAS O EL RETORNO A UN SISTEMA SELECTIVO Y ELISTISTA

Recuperar las revalidas se mire por donde se mire es retroceder a mediados del siglo pasado. Es una incongruencia, pretender acabar con el abandono y fracaso escolar y, volver a las reválidas que ya fueron abolidas de nuestro sistema educativo, que demostraron ser un obstáculo y una barrera para que un porcentaje alto de alumnado no pudiera terminar los estudios. En aquel entonces, la revalida de 4º equivalente al 2º de la ESO solamente era superada por un 50%, y la revalida de 6º de bachiller, equivalente al final de 4º de la ESO, era aprobada por un 57%. Las revalidas fueron una frustración para tantos y tantos estudiantes que se vieron obligados a abandonar los estudios después de varios intentos. Precisamente, por eso, fue suprimida del sistema con la entrada de la Ley General de Educación de 1970. Sin embargo, los impulsores y redactores de la reforma parece que padecen amnesia y/o desconocer la historia de la educación.

¿La recuperación de las reválidas responde a una simple ocurrencia del ministro Wert y responsables educativos? Pues, no tiene explicación alguna que se vuelva a ellas después de tantos años de su supresión.  Recuperar unas pruebas externas que ya formaban parte del museo de la educación española es sencillamente volver a un sistema selectivo. Mejorar la educación, a base de controles y filtros, como pretende la reforma educativa, no se puede basar ni en ocurrencias ni en ideologías partidistas. ¿Dónde están en el texto de la reforma los argumentos que avalen que las reválidas y pruebas externas estandarizadas mejoran el sistema y erradican el abandono y fracaso escolar?.¿En qué experiencias de éxito se apoyan para justificar el volver a poner barreras para mejorar los resultados?. Una verdadera reforma, cuyo objetivo fuera mejorar el sistema, sería aquella que después de haber conseguido, la universalizaron de la educación hasta los 16 años, como es el caso español, se propusiera el reto, de conseguir que el cien por cien del alumnado termine con éxito, no solamente la educación básica sino, que adquiera la preparación suficiente para acceder a estudios postobligatorios, bien al bachillerato, bien a la formación profesional.

¿Qué supondrá para la enseñanza obligatoria la inclusión de estas pruebas en su itinerario formativo? Sencillamente que desde que un niño o una niña inicia Primaria hasta que termina la ESO entra en una carrera competitiva similar a una competición deportivas en la que, como sabemos, ganan siempre los mejores. ¿Cómo se asegura que realmente lleguen los mejores? Sencillamente, estableciendo a lo largo de la competición diversos controles-filtros que impidan pasar a los y las estudiantes que no superen las pruebas. Puede explicar alguien qué sentido tiene incluir cuatro controles-filtros en la educación obligatoria: dos en la etapa de Primaria, tercero y sexto, y otros dos en la ESO, al final del primer ciclo, y al terminar cuarto curso. Con el agravante que la obtención del Graduado en Educación Secundaria Obligatoria depende de dicha prueba. Es evidente que, con este rosario de filtros y controles, la educación básica y obligatoria se desnaturaliza, perdiendo el sentido y finalidad para la que fue concebida, al convertirla en una enseñanza propedéutica, en la que cada etapa tiene como objetivo preparar para la siguiente. Además, la serie de obstáculos que dificultaran que muchos y muchas estudiantes puedan acceder al título de la educación básica es un atentado contra los derechos constitucionales al dificultar y/o impedir el derecho a una educación básica.

Las reválidas y exámenes externos a base de pruebas estandarizadas convertirán cada uno de los tramos educativos en una carrera de obstáculos que irá sucesivamente excluyendo a aquel alumnado que no logre los resultados fijados, independientemente de las diferencias individuales e historia personal. Así pues, el objetivo de la reválida es diferenciar al alumnado según su mérito, así como justificar las diferencias y desigualdades del rendimiento escolar. ¿Cómo? Si el sistema educativo tiene como base la igualdad de oportunidades y la equidad[1]. “las desigualdades que de ella resulten serán tan poco cuestionables como las que resulten de una competencia deportivaCuando los competidores no se han dopado, cuando los árbitros son imparciales, los mejores ganan; la dramaturgia deportiva es la metáfora más fiel de esa manera de fabricar desigualdades justas[2]. Dicho de otra manera, para demostrar que las reválidas no son injustas, ni excluyentes y segregadoras, sino todo lo contrario, y librarlas en consecuencia, de toda sospechas existe el principio de la igualdad de oportunidades.  Así pues, los y las estudiantes que no logren superar dicha pruebas no será por culpa del sistema que se supone ha eliminado o neutralizado las desigualdades de origen.  El fracaso de los que no lleguen será debido exclusivamente a su falta de interés, de motivación, de esfuerzo y despreocupación de las familias.

Por tanto, la ficción de la igualdad de oportunidades permite también que las reválidas y pruebas externas respondan a un único corsé de talla única para todo el alumnado. Pruebas que no entienden de diversidad ni de diferencias culturales y sociales del alumnado. Pruebas a las que no importa si determinados niños y niñas no pudieron asistir a una escuela infantil, si la escuela está ubicada en un barrio desestructurado o en el mejor barrio de la ciudad. No hay excepciones ni contemplaciones, el que no alcance la meta en el tiempo y ritmo previsto quedará fuera de la competición.

Otra de la cuestión que llama la atención es la obsesión que muestra el proyecto de reforma por Pisa. Obsesión que queda reflejada, al llegar a incluir en las revalidas y pruebas externas las mismas materias que Pisa[3].  ¿Para qué el resto de las materias del currículum?  ¿No es acaso un contrasentido despreciar e ignorar el resto de las materias como si fueran simples adornos en la formación? ¿Qué pena que la expresión oral y la escucha, el aprendizaje de la escritura o la crítica literaria por poner un ejemplo, sean consideraras irrelevantes para la ciudadanía del siglo XXI por los reformadores? ¿No parece un absurdo cuatro controles-filtros en la educación obligatoria solamente para controlar parcialmente tres materias? ¿Dónde quedan y que valor se le confiere a la evaluación continua que realiza el profesorado a lo largo del curso? ¿Trata de incompetente al profesorado para valorar la adquisición de competencias del alumnado en los distintos tramos educativos?.

¿Contribuyen las reválidas y pruebas estandarizadas externas a la mejora del sistema educativo? Si como se ha visto son un obstáculo y una barrera para que un segmento del alumnado no pueda terminar los estudios. Si crean más desigualdades y fomentan la exclusión del alumnado más débil. Si además, contribuyen a fomentar las repeticiones, una de las lacras que lastran el sistema educativo[4], bajo ningún concepto se puede considerar que mejoran el sistema sino, todo lo contrario, lo empeoran.

Mejorar el sistema supone precisamente lo contrario es decir, disminuir las desigualdades educativas. Lo que supondría una enseñanza más flexible que permitiera adecuarse al ritmo tanto de los lentos como de los rápidos o dicho de otra manera una enseñanza personalizada. Mejorar el sistema supone también apostar por la inclusión es decir, conseguir que todo el alumnado independiente de su origen y situación pueda lograr no solamente terminar la educación básica con éxito sino, la posibilidad de acceder a estudios postobligatorios. Mejorar el sistema supone reducir el abultado porcentaje de repeticiones que ronda alrededor de un 40%. Lo que contrasta con aquellos países donde no existe la repetición Japón, Corea del Sur o Noruega o que no sobrepasa el 3% como Islandia, Eslovenia, Taiwán, Montenegro, Reino Unido o Finlandia. Además, “En Finlandia no hay pruebas externas estandarizadas para clasificar a los estudiantes o escuelas”[5]   Mejorar el sistema es sobre todo, prestar ayuda de forma individualizada a los y las estudiantes para resolver el problema en el momento que se detecte.  ¿Acaso hay que esperar a los resultados de las evaluaciones-controles para detectar las deficiencias o lagunas de los y las estudiantes? ¿No será demasiado tarde esperar por ejemplo, en Primaria a la prueba de tercero y sexto para saber si un alumno necesita ayuda personalizada?

Entender el empecinamiento y obsesión de los reformadores, con la implantación de las revalidas y pruebas externas estandarizadas, como medidas imprescindibles, para mejorar el sistema y lograr su calidad, es harto difícil.  Cuando las evidencias de los países de mayor éxito como Finlandia han demostrado, precisamente todo lo contrario. “Así, en Finlandia[6] la competencia (entre estudiantes y entre centros), la evaluación y la búsqueda de la excelencia (o la calidad) han sido, de algún modo, desterradas de su sistema educativo. Por otra parte, no se concentran en las competencias consideradas básicas y "fuertes" (como matemáticas y lengua) y dedican mucho tiempo a actividades de aprendizaje activo individual y en equipo basadas en "hacer". Respecto a las evaluaciones, hasta los nueve años el alumnado no es evaluado con notas. Sólo a esta edad los alumnos son evaluados por primera vez, pero sin emplear cifras. Después no hay nada nuevo hasta los 11 años. Es decir, que en el periodo aproximadamente equivalente a la escuela primaria española los alumnos solo pasan por una única evaluación. Así la adquisición de los saberes fundamentales puede hacerse sin la tensión de las notas y controles y sin la estigmatización de los alumnos más lentos. Cada uno puede progresar a su ritmo.

Al final queda flotando en el aire una pregunta. Si el ministro de educación y su equipo, como no puede ser de otra manera en la sociedad de la información, conocen como cualquier ciudadano interesado, las medidas que implementan los países de más éxito educativo. ¿Cuál es la razón y el motivo para no recogerlas en el proyecto de reforma? No hay duda, volver a un sistema selectivo y elitista.


3 de noviembre de 2012
Ginés Martínez Cerón
Asociación Educación Pública Siglo XXI



[1] El funcionamiento del Sistema Educativo Español se rige por los principios de calidad, cooperación, equidad, igualdad de oportunidades, eficiencia en la asignación de recursos públicos, transparencia y rendición de cuentas." (art. 2,3 proyecto de reforma)
[2] Dubet François . La escuela de las oportunidades. Gedisa 2005

1 comentario:

  1. Cuando me enteré de que el nuevo ministro de educación era José Ignacio Wert, me quedé perpleja, lo conocía de verlo como tertuliano en corrillos de programas de televisión. Sus opiniones, casi siempre dejaban mucho que desear, así que no podía creer que esta persona fuera ministro, no estaba a la altura.
    La gran cantidad de mamarrachadas y meteduras de pata de este ministro en tan corto espacio de tiempo me han dado la razón, así que se me ha ocurrido pensar una idea que quizá sea descabellada: ¿ Habrá buscado Rajoy a un pardillo capaz de llevar a cabo una ley de educación que cualquier entendido en
    educación se hubiera negado a realizar para no ser cómplice de semejante
    aberración?
    Esta nueva ley donde se anulan los derechos de padres y alumnos a decidir
    sobre su centro (Consejo Escolar) y todo el poder recae sobre el director, Esta
    ley donde se evaluarán a los alumnos sin parar hasta quitar de en medio a los
    que no nos gusten y mantener a los que nos interesen, no puede ser más
    retrógrada y menos democrática, me recuerda mucho a la educación privada donde se inflan las notas cuando interesa y donde se puede adoctrinar para tener futuros ciudadanos a su servicio, no interesan los alumnos con criterio
    propio, capaces de ser críticos con gobernantes indignos que pisan a los más necesitados y favorecen a los más ricos y a los que roban al pueblo.
    Una vez leí que los gobernantes fineses son los que más invierten en educación, su educación es la mejor de Europa, y cuando les preguntan al respecto, contestan que quieren tener personas muy bien formadas que no se dejen engañar por políticos corruptos.
    Nuestra educación se aleja cada vez más de la finlandesa y nuestros políticos también.
    Que futuro más triste nos espera, deberíamos contarlo y no permanecer callados.

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