Estas
reformas, en la segunda legislatura de Aznar, estuvieron precedidas por los
pasos que Esperanza Aguirre, ministra de educación durante el periodo (1996-1999) dio, sin tapujos, para introducir
el neoliberalismo educativo al abrir las puertas del mercantilismo educativo.
Dice Viñao[1]
al inicio del curso 1996 el profesorado se han encontrado con algunos de los
siguientes hechos: recortes presupuestarios, incremento del número de alumnos por aula, congelación de oposiciones,
insuficiencia del cupo de sustitutos para cubrir las bajas por enfermedad u otro
tipo de licencias, asignaturas optativas sin profesor y restricciones
financieras en los programas, entre otros, de construcción de centros docentes
y formación de profesores.
¿Existe alguna diferencia entre
las políticas que durante la etapa 1996 – 2004 se aplicaron o se intentaron
aplicar y las que en estos momentos de brutales recortes y reformas se están
preparando para después del verano? Existe una diferencia y muy notable, y no
valorada suficientemente por la comunidad educativa, la crisis bestial en la
que estamos metidos. Las crisis son oportunidades
que hay que aprovechar para caminar hacia la privatización y mercantilización
de la educación tal y como ha demostrado en la teoría y en la práctica Milton
Friedman[2].
Por tanto, la crisis ha venido como anillo al dedo para poder recortar
impunemente la educación pública y ello con la única explicación del
reequilibrio presupuestario. Sin embargo, la realidad es muy otra ya que de lo
que se trata es de iniciar un proceso de desmantelamiento lenta y pausadamente de la escuela pública entre el estupor de una
parte de la comunidad educativa.
Es
evidente que ante esta realidad toda la comunidad educativa: organizaciones de
padres y madres, profesorado, comunidad educativa y sociedad en general tienen
el reto de movilizarse, sin descanso, con toda la contundencia posible contra
los recortes. No luchar contra ellos sería suicida. Ahora bien, es importante
no perder de vista que dichos recortes son solamente la primera parte del
proyecto neoliberal del desmantelamiento de la educación pública. La segunda
parte del proyecto son las reformas, ya anunciadas por el Sr. Wer, que vendrán
después del verano. Por tanto, es necesario ampliar la mirada y el objetivo de
las movilizaciones y no luchar solamente contra los recortes como si estos fueran
el fin último. Es preciso tomar conciencia de que los recortes y las reformas educativas que se están preparando forman parte de un proyecto ideológico
de corte neoliberal.
Así pues, la cuestión
que se plantea es la incorporar a los debates, reflexión y movilizaciones de la
comunidad educativa nuevos elementos que extiendan y revitalicen el proyecto de escuela pública. Es necesario tener más presente que nunca que
los valores del modelo de la escuela pública de todos y para todos, es
decir, gratuita, laica, inclusiva y democrática, largos años defendidos se
encuentra en un serio peligro de desaparición. Si analizamos el discurso del
Sr. Wer observaremos que utiliza la crisis como una coartada para extender en la comunidad educativa el
veneno de la ineficacia de la educación pública, así como para enfatizar las
bondades derivadas del neoliberalismo
educativo.
Ineficacia
de lo público y bondades del neoliberalismo forman un ingrediente perfecto y de
fácil asunción por una parte de la ciudadanía. Situación que añadida a la
pasividad de una parte, muy importante, de la comunidad educativa producen un
caldo de cultivo cuyo objetivo es el contagio de las ideas neoliberales entre
la ciudadanía. Ante esta realidad las organizaciones de padres y madres, el
profesorado y alumnado, en definitiva la comunidad educativa tiene que
incorporar otras estrategias que vayan mucho más allá de las movilizaciones al
uso. Es urgente abrir un debate y extender a través de una información rigurosa
a toda la comunidad educativa los valores de una escuela pública denostados y
ensombrecidos por la ideología neoliberal.
Ahora
bien, sería una ingenuidad creer que esta es una tarea fácil y no lo es. Se trata, nada más y nada menos que de ver en que medida las organizaciones de padres y madres, el profesorado, el alumnado es decir la comunidad educativa están dispuestas a contraponer otro discurso contrahegemónico al del neoliberalismo educativo que ya cala en una parte de la comunidad educativa. Se trata, de demostrar y convencer que la educación pública no solamente
tiene unos valores superiores a la privada sino, que además es capaz de
resolver todos los problemas educativos actuales: Absentismo, calidad
educativa para todos o lo que es lo mismo erradicación del fracaso escolar, igualdad real de de oportunidades… Aquí es donde nos jugamos el futuro de la educación pública.
Solo si entre todos somos capaces de, al menos, poner en entredicho el discurso hegemónico neoliberal educativo se logrará que, poco a poco, se vayan sumando ciudadanos y ciudadanas que defenderán la educación pública con uñas y dientes. Solo así se podrá lograr a medio plazo que una parte importante de la comunidad educativa defienda la escuela pública por lo que es y lo que supone para la educación de todos y todas.
Solo si entre todos somos capaces de, al menos, poner en entredicho el discurso hegemónico neoliberal educativo se logrará que, poco a poco, se vayan sumando ciudadanos y ciudadanas que defenderán la educación pública con uñas y dientes. Solo así se podrá lograr a medio plazo que una parte importante de la comunidad educativa defienda la escuela pública por lo que es y lo que supone para la educación de todos y todas.
11 de junio de 2012-06-12
Ginés Martínez Cerón
Pertenece a la Asociación Educación Pública Siglo XXI
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