¿Influye el contagio y penetración de la ideología neoliberal, en
un amplio sector de las familias, en la Escuela Pública como un producto
mercantilista? .
Como bien
sabremos, cuando vamos al mercado una de cosas más importantes que hacemos es
elegir el producto que nos parece mejor. Por lo que es importante tener criterios
para poder realizar la elección del mejor producto posible. Pues bien, el
neoliberalismo al tratar la educación como un producto mercantilista lo que
propugna es convertir los centros educativos en productos de un escaparate del que
se pueden elegir o rechazar. Así pues al elegir centro elijo un producto ya acabado, sobre el que los padres y madres no
tienen nada que modificar ni hacer.
No es que la
elección de centro sea algo que haya que condenar por ser malo o perverso. Es
lógico que cualquier familia tenga derecho a elegir el centro educativo para
sus hijos por las razones que considere: cercanía al domicilio o lugar de
trabajo, el tener otros hijos en el centro, etc. Lo perverso es el objetivo que con ello pretende la Administración
Educativa al convertir los
centros educativos públicos, en un simple bien de consumo privado. Ante lo que las familias adquieren el papel de simples clientes, al reducir sus
obligaciones a elegir o rechazar el producto (centro educativo) y a exigir
calidad.
¿DÓNDE RESIDE LA PERVERSIÓN DE LA ELECCIÓN
DE CENTRO DESDE LA PERSPECTIVA NEOLIBERAL?
En primer lugar, en que convierte a los centros en un producto ya elaborado ante el cual,
la familia-cliente no tiene opción de modificar el producto, sino de elegirlo
entre los que ofrece el mercado educativo. En
segundo lugar, en exigir calidad del producto educativo con la amenaza de
elegir otro que considere de mayor calidad. En tercer lugar, “La única forma
de conseguir que las instituciones de
enseñanza, tanto públicas como privadas, se esfuercen por ofrecer una educación de mejor calidad es que tengan que
competir entre sí y que tanto padres como alumnos puedan elegir libremente el
establecimiento preferido” (Schwartz, 1997).[1]
. Es decir no se trata de una forma,
sino de la única. En cuarto lugar establecer un ranking de centros en base a los resultados obtenidos en las pruebas
externas. Lo que nos introduce en el modelo educativo neoliberal de la excelencia. Pero lo grave del
ranking es que se han “demostrado que en los sistemas educativos donde
se han puesto en práctica medidas para fomentar la libertad de elección han
sido las familias de mayor nivel socio económico las que han ejercido
mayoritariamente la elección, mientras que las menos favorecidas han tendido a
mantenerse en el centro educativo asignado”[2].
Además, de acuerdo con Viñao, las políticas de libre
elección de centro sólo han servido, allí donde se han aplicado, para
incrementar las desigualdades sociales existentes, sin que, además, haya
surgido un mercado competitivo o se haya mejorado la calidad global de la
enseñanza. Más bien lo que ha sucedido ha sido lo contrario.
En síntesis los cuatro los objetivos de la libre
elección los concreta López Rupérez[3]
en: a) Reconocer el derecho de los padres a elegir libremente la educación que
deseen para sus hijos., b) estimular la
diversificación de la oferta pedagógica, c) promover la mejora de la calidad de los centros poniendo en marcha en el seno del sistema
escolar público mecanismos de tipo mercado y d) asegura la oferta de enseñanza de carácter confesional (pág. 48)
EL RETO DE LAS APAS ENCENDER LAS ALARMAS DE LOS PELIGRO
QUE ENCIERRA LA ELECIÓN DE CENTRO
Desde esta
perspectiva neoliberal el papel de las
familias cambia radicalmente en el centro educativo eliminando su
participación en la gestión y mejora del centro. Lo que convierte a madres y
padres en ciudadanos indiferentes y
pasivos ante lo que se pueda hacer o no hacer en el centro educativo. La elección de centro es por tanto, un arma
de doble filo. Por una parte, es un derecho condicionado a la existencia de
plazas y por otro, elimina la
participación de las familias al no requerir su participación en la vida del
centro ya que su obligación como clientes se reduce a elegir y a exigir.
Cuando las AMPAs
se quejan de que la participación es cada vez más escasa y, a pesar de ello,
siguen con las mismas rutinas de siempre colaborando en fiestas y salidas, gestionando actividades
extraescolares etc., como si los enemigos de la Escuela Pública, algunos
tan sibilinos, como el neoliberalismo educativo no existiesen. Es necesario que
Confederaciones, federaciones y Asociaciones de madres y padres hagan una
parada en el camino y valoren los graves
peligros que acechan a la educación pública y como las mismas AMPAS pueden,
inconscientemente, convertirse en aliados de neoliberalismo educativo al no
tener entre sus objetivo la lucha contra uno de los más peligrosos enemigos que
amenazan a la Escuela Pública.
¿SE PUEDE PREVENIR EL CONTAGIO Y EXTENSIÓN DEL VIRUS DE
LA IDEOLOGÍA NEOLIBERAL ENTRE LAS FAMILIAS DESDE LAS APAS?
Como sabemos el
contagio se produce cuando las defensas no son capaces de vencer a los virus
neoliberales a los que se enfrentan. Por tanto, la mejor estrategia es por una
parte, aumentar las defensas y por otra, evitar el contagio. Algunas medidas y
actuaciones para avanzar:
1.- Difundir entre las familias el peligro que
tiene el de elegir un producto educativo ya elaborado por otros por muy
bueno que, a primera vista, parezca. Es
muy importante entender la diferencia que existe en pasar de ser, un simple,
cliente a poder pasar a protagonista participando en su elaboración. Solo
así el producto educativo podrá
responder a las características que los que elegimos un determinado centro
queremos para los hijos e hijas.
2.- Entender que la “esencia” de la Escuela
Pública es precisamente que constituye un espacio de “todos y para todos”,
en el que las familias conjuntamente con el profesorado construyen el centro
educativo que desean para sus hijos e hijas. He aquí un objetivo primordial de las AMPAS en este
escenario el trabajar, para que las familias entiendan que ellas, en vez de ser simplemente clientes, se
pueden convertir en protagonistas, paulatinamente, del centro educativo de
sus hilos se operaria, sin lugar a dudas, un cambio radical.
3.- Adquirir
la información y formación necesaria desde la Juntas Directivas para, no es algo
no fácil, contraponer al discurso
hegemónico de la libertad de elección de centro, con otro discurso contrahegemónico
que descubra a las familias todos los entresijos
de la elección de centro. Esta es una medida fundamental a medio y largo plazo y
que, entre otras cosas, supone reconocer que la formación es para los otros
porque “nosotros” ya lo sabemos.
4.- Difundir
las diferencias entre la Escuela Pública y la privada concertada respecto a
determinados valores de equidad, integración, solidaridad, pluralismos, de gestión,
frente a los contravalores de desigualdad que potencia la concertada
privada. En definitiva difundir el
modelo de Escuela Pública, bastante desconocido, en la sociedad.
5.- Otro frente, nada fácil, de romper es la idea que existe incrustada, en
amplias capas de la sociedad, de de que la privada es mejor que la pública
y además con el agravante de que la pública acoge a los que no puede ir o no
caben en la privada: inmigrantes, familias marginales, etc.
20 de junio de 2012-06-19
Ginés Martínez Cerón
Asociación Educación Pública
[1] “Tímida
ministra”,publicado en El País el sábado 21 de julio de 1997
[2] Mancebón Domingo
María Jesús Pérez Ximénez de Embún. Conciertos educativos y selectividad
académica y social del alumnado: un estudio aplicado a los centros de
secundaria de la comunidad autónoma de
Aragón
[3] Rupérez López Francisco. La
libertad de elección en educación. Actual Presidente del Consejo Escolar
del Estado
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