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12 marzo, 2013

¿ES IMPOSIBLE UN PACTO EDUCATIVO? NO. ¿DIFÍCIL? MUCHO

Surgen voces, cada vez más potentes y variadas desde el seno de la comunidad educativa, reclamando una vez más, la necesidad y urgencia de un gran pacto nacional social y político que nos aporte un sistema educativo estable y duradero. Voces, que nacen cada vez con más fuerza al comprobar que, reforma tras reforma, los problemas educativos siguen estando presentes en las escuelas e IES. Voces que gritan ¡ basta ya de jugar con la educación ! Sucesión de reformas y contrarreformas que ha creado, en una parte de la comunidad educativa, la sensación de que lo único que importa al poder es imponer su modelo educativo. Pero, lo más grave e indignante de esta situación es comprobar como, la mayoría de estos cambios legislativos responden a ocurrencias del ministro de turno y a operaciones de maquillaje, con el objetivo de adaptar la educación a la ideología del partido en el poder

Una demostración de esta operación de maquillaje, se encuentra en el actual proyecto de reforma. En él, una parte importante de los cambios, no responden, a la solución de los problemas educativos que se detectan a diario, en colegios e institutos. Entre, los que a modo de ejemplo, se encuentran: reducir las competencias del consejo escolar y eliminar sus funciones decisorias, blindar los conciertos a los centros que segregan por sexo, introducir la alternativa a la religión etc.  Son ejemplos claros de una adecuación de la ley a las concepciones ideológicas de partido en el gobierno.

Quizás, haya llegado el momento de reivindicar, la urgente necesidad de un pacto nacional social y político, capaz de consensuar una reforma que afronte los verdaderos problemas educativos. Lo que supondría un gran paso para, conseguir que la educación de este país sea pensada y diseñada, no por los intereses y ocurrencias de cada partido político que llegue al poder sino, por el conjunto de la comunidad educativa: Profesorado y familias verdaderos sufridores de los problemas educativos.

INTENTOS FALLIDOS DE UN PACTO

Ahora bien, una cosa es el deseo y otra la realidad. El deseo es el sueño de la educación que necesitan y queremos para, todos los y las estudiantes de este país.  La realidad, el camino intransitable que, una y otra vez, se ha demostrado reiteradamente imposible.  Prueba de ello, los intentos fallidos de pacto que se han propiciado en nuestro país y que demuestran que las relaciones entre política y educación son complejas porque el trasfondo de esas relaciones es el conflicto, el enfrentamiento de valores contrapuestos (Puelles, 2006, p. 16). Conflicto y enfrentamiento que surge, de la existencia de dos modelos educativos distintos en sus planteamientos y que cada partido cuando llega al poder quiere plasmar en la legislación.

He aquí el gran escollo, en el que han tropezado todos los intentos habidos hasta el momento. Porque la gran dificultad, para llegar a un pacto educativo, radica en la defensa numantina de los respectivos modelos educativos. La defensa a ultranza de dichas concepciones educativas ha  impedido, el que se pueda llegar hasta ahora a un pacto en la educación de nuestro país, como demuestran los intentos llevados a cabo. El primero fue en 1977 conocido con el nombre de la “Declaración conjunta en favor de la educación”, suscrito por dieciocho organizaciones: asociaciones de madres y padres, de estudiantes, organizaciones representativas de la enseñanza pública y privada y sindicatos docente. Declaración que tenía como objetivo allanar el camino para hacer factible un consenso político a fin de lograr hacer de la educación "una cuestión de la máxima prioridad" y, de “política de Estado".

¿Qué obstáculos encontraron las 18 organizaciones que suscribieron dicho documento?  De la lectura del documento se concluye que, a pesar de la buena voluntad y el deseo de las organizaciones intervinientes, en llegar a acuerdos, seguía existiendo el salvaguardar determinaos principios que cada organización consideraba irrenunciables, como demuestran los diversos anexos  de dicha declaración conjunta. Tan es así que en el mismo texto se puede leer: “La firma conjunta de esta Declaración no supone compartir los mismos puntos de vista en los problemas educativos como consta en los escritos que presentan las organizaciones en relación con la firma de la presente Declaración[1]17. Esta primera aproximación a un acuerdo de las organizaciones participantes puso encima de la mesa las dificultades y obstáculos existentes para poder llegar a un consenso.

El segundo intento de acuerdo se fraguó, a finales de 2004, a raíz de los debates surgidos en el Consejo Escolar del Estado sobre el documento “Una educación de calidad para todos y entre todos”. Documento base para la cambiar la LOCE promulgada por el gobierno del PP. A raíz de estos encuentros se forma un grupo, integrado por las principales organizaciones y asociaciones del mundo educativo[2] , con la finalidad de sentar las bases, en un acuerdo que permitiera por una parte, resolver los principales problemas educativos que aquejaban al sistema educativo y por otra,  allanar el camino hacia el consenso político entre los diversos grupos parlamentarios.

Una vez más se evidenció dicha imposibilidad, a pesar de la buena voluntad y esfuerzo de las organizaciones participantes. A pesar de que se anduvo un buen trecho del camino, los obstáculos surgidos al enfrentar dos modelos educativos divergentes impidieron llegar al consenso. En este caso, las organizaciones representantes de las familias impidieron que se llegara a un acuerdo. No es verdad como dice Puelles [3] que” las organizaciones de padres “sucumbieron frente a fuerzas internas que se mostraron partidarias de una radical fidelidad a los principios. […] El consenso no es posible cuando los valores básicos de unos y otros se mantienen en su irreductible pureza, creándose una falsa mecánica en la que unos aparecen como los depositarios de las esencias y otros como los pragmáticos claudicadotes”. No es verdad, porque no se trata de mantener una radical fidelidad a uno principios sino, no claudicar en aras de un posible consenso a cambio de debilitar, aún más, la educación pública como se puede demostrar en las propuestas del momento. Sin embargo, a pesar de que dicho pacto social no llegó a buen puerto, dejó su huella retrógrada en la nueva reforma LOE, al recoger, como puede comprobarse, en su articulado bastante propuestas del pacto social non nato. Lo que demuestra una vez más que en cada reforma, la educación pública, deja por el camino muchos pelos en la gatera.  

¿CÓMO CONJUNTAR AMBOS MODELOS PARA CONVERGER EN UN PACTO EDUCATIVO

No es fácil llegar a hacer converger en lo que se podría denominar un “modelo híbrido” modelos tan contradictorios. ¿Cómo se puede conjugar un modelo que potencia la escuela pública con otro que potenciación la privada concertada en detrimento de la pública?, ¿cómo conjugar una educación comprensiva con una educación selectiva?, ¿cómo conjugar un modelo inclusivo para la integración de los desfavorecidos con un modelo exclusivo y segregador?, ¿cómo conjugar un modelo que potencia la religión como una asignatura evaluable con un modelo que propugna que la religión debe de salir de la escuela? ¿Cómo compatibilizar un modelo que basa la calidad en el rendimiento académico con otro que basa la calidad en el éxito educativo de todos?… Estos principios que inspiran modelos tan contrapuestos suponen, como ha demostrado la experiencia, que consensuar un pacto educativo, al menos hasta ahora no ha sido posible.

PRIMEROS PASOS HACIA UN PACTO EDUCATIVO

Antes de iniciar un posible pacto educativo es imprescindible, al menos, plantearse algunas cuestiones que deben ser determinantes en el modelo educativo que se pretenda consensuar ¿Qué papel tendría en un pacto educativo la comunidad educativa y las fuerzas sociales? ¿Qué educación se quiere y para qué tipo de sociedad? ¿Qué mínimos se debería establecer? ¿Qué problemas educativos son los que hay que resolver en el tajo de los centros y aulas para, que todo el alumnado termine la educación básica y obligatoria con éxito? Contestar a estas cuestiones es sentar las bases sobre las que edificar un posible pacto.  No se puede empezar el edificio de un pacto sin construir conjuntamente sus cimientos.

El siguiente paso sería establecer las líneas rojas. Líneas rojas que marcarían el campo de acción entre los intervinientes. ¿Qué aspectos serían los intocables? ¿Por qué serían  intocables? Tener desde el principio encima de la mesa aquellos aspectos que se consideran intocables bajo ningún concepto sirven para racionalizar un posible consenso y evitar desde el principio desencuentros, posicionamientos numantinos e impotencia. Por ejemplo podría ser una línea roja “la educación deberá ser científica, lo que excluye cualquier tipo de adoctrinamiento filosófico, religioso o político”

Otro paso a considerar estaría constituido por los mínimos a consensuar y que serían la columna vertebral del pacto. Mínimos que habrá que valorar para constar que sobre ellos sería suficiente construir el pacto educativo. Mínimos que deberán ser muy concretos, a fin de evitar ambigüedades. Por ejemplo, el siguiente aspecto que podría ser uno de los posibles acuerdos: promover y exigir una mayor implicación de las familias y la sociedad en general, en la educación de los jóvenes y en el trabajo conjunto con el profesorado de los centros, para asegurar que  el alumnado  asume responsablemente sus derechos y deberes y se impregnan de la cultura del esfuerzo.” Es sin embargo, tan genérico y ambiguo que aunque todo el mundo puede estar de acuerdo, no compromete a nada a nadie. Se podría considera más bien, una declaración de intenciones.

Quizás, uno de los últimos pasos sea buscar conjuntamente, como se hace en cualquier hospital, los remedios, las medicinas o medidas a aplicar para erradicar los problemas detectados, lo que llevará a beber de las fuentes que la comunidad científica internacional avala por su éxito. Lo que evitaría que la educación siguiera padeciendo tantas ocurrencias y superstición, de las que las reformas están plagadas y que impiden acabar con los problemas educativos.

¿Imposible? No. ¿Difícil? Mucho. Todo depende de consensuar ¿Qué educación queremos y para qué tipo de sociedad?

13 de marzo de 2013

Gines Martínez Cerón
Educación Pública Siglo XXI



[1] Declaración conjunta en favor de la educación. (1997). Madrid: Fundación Encuentro, p. 6.
[2] Comisiones Obreras (CC OO), la Federación de Religiosos de la Enseñanza (FERE), y la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE) Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA) Y ( CONCAPA)
[3] Puelles Benítez, Manuel de. (2006) ¿Por qué no fue posible el pacto educativo?
Organización y Gestión Educativa, 6, p. 19.



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