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15 enero, 2013

PROFESORADO, PADRES Y MADRES DEBEN IMPLICARSE EN LA BÚSQUEDA DE NUEVAS FORMAS DE PARTICIPACION PARA ERRADICAR LOS PROBLEMAS EDUCATIVOS

La evolución de la sociedad industrial a la de la información  ha supuesto cambios notables tanto, en la estructura familiar social y educativa. Hoy las aulas son más diversas y heterogéneas al acoger a niños y niñas de todos los ambientes sociales, alumnado inmigrante procedente de distintos países, con una gran diversidad cultural y lingüística. Como consecuencia de esta situación han surgido nuevos problemas: los porcentajes demasiado altos de fracaso escolar, absentismo, repeticiones de curso, desigualdad de oportunidades en el proceso de aprendizaje, escasa o nula participación de las familias en el centro, actuaciones educativas que reproducen una educación selectiva aumentando el fracaso escolar, los deberes escolares, la convivencia en las aulas, profesorado desmotivado, incompetencia lectora de un porcentaje alto del alumnado que, normalmente, se visualiza en la ESO, etc. Cambios, que al parecer dificultan una enseñanza con la misma calidad para todo el alumnado, debido, entre otras cosas, a la diversidad y heterogeneidad de las aulas

 La cuestión a plantear es si el escenario social, familiar y educativo ha cambiado sustancialmente, al situarse en la sociedad de la información, lo han hecho también los agentes educativos: la escuela, la familia, las AMPAS etc., para poder actuar en este nuevo escenario. O si por el contra se sigue haciendo lo mismo que se hacia en la sociedad industrial. Es un hecho que en muchas escuelas se siguen enseñando como si aún se estuviera en la sociedad industrial. Basta asomarse a un centro educativo para comprobar que el aula sigue siendo el espacio, casi exclusivo, en el que se desarrolla el aprendizaje, en el que el tiempo para el aprendizaje y las actividades a realizar suelen ser iguales para todo el alumnado. Lo que constituye un anacronismo que impide adecuar los procesos de aprendizaje a un escenario más allá del aula y a un tiempo flexible que se adecue a los diversos ritmos de aprendizaje. Involución, que hace que hoy nos encontremos con muchas prácticas educativas heredadas de la etapa anterior, incapaces de superar el fracaso escolar de una parte del alumnado.

Sin embargo, el contexto educativo de la sociedad de la información requiere un cambio de actitud tanto, de los claustros y equipos directivos, como de los dirigentes de las AMPAs. Los claustros y equipos directivos deben de apostar por abrir el centro a la comunidad, por impulsar la participación real de las familias en la vida del centro, por superar prácticas educativas heredadas de la sociedad industrial que contribuyen a prolongan un sistema educativo selectivo, excluyente y piramidal.  También, se puede observar que, en este nuevo escenario de la sociedad de la información, las AMPAS tampoco han cambiado. La mayoría de las AMPAS siguen siendo gestoras de recursos económicos para fiestas, excursiones, reparaciones del colegio y actividades extraescolares, lo que las convierte en organizaciones supletorias y complementarias de los centros educativos. En cualquier caso, actividades que apenas repercuten en la vida del centro. En consecuencia, las AMPAS deben plantearse, si quien salir, de la situación inoperante en la que se encuentran, revisar cual debe ser su papel en el nuevo escenario de la sociedad de la información. Si sus objetivos, actividades, participación en el centro educativo, estructura organizativa, etc., son los adecuados al contexto educativo actual.  De ahí, la importancia que un AMPA no siga derrochando ilusiones y esfuerzos en actividades irrelevantes para la mejora del centro educativo. Lo que supone, sin lugar a dudas, superar etapas anteriores y enfocar la actividad del AMPAs a trabajar, conjuntamente con todas las familias, profesorado y demás integrantes de la comunidad escolar en la consecución del éxito de todo el alumnado.

¿Por qué es necesario este cambio? Porque la enseñanza y aprendizaje, no puede seguir siendo una tarea exclusiva del profesorado, sino de toda la comunidad educativa. La experiencia ha demostrando que el profesorado, solo, no puede lograr el éxito de todo el alumnado. La razón es sencilla, el profesor no puede atender de una forma personalizada la gran diversidad y heterogeneidad de las aulas. Además, las principales investigaciones educativas de la comunidad científica internacional dejan muy claro que el aprendizaje de los niños y niñas no depende solo de lo que ocurre en el aula, sino también de lo que ocurre en la calle, en la casa, en la televisión, en internet y en cualquier ámbito en el que se desenvuelva el niño y la niña.

Por tanto, el principal objetivo de una AMPA que quiera responder a las necesidades educativas actuales, debe ser la de intervenir junto con los demás integrantes de la comunidad educativa, en la transformación de la escuela en un centro de calidad para todo el alumnado. . “Hoy la participación de las familias ya no consiste solo en ir a las reuniones, acompañar en las salidas y organizar actividades lúdicas extraescolares, sino participar en actividades de aprendizaje, dentro y fuera del aula[1]. Lo que convertirá a las AMPAs en organizaciones necesarias, eficaces e imprescindibles para lograr conjuntamente, con el profesorado y demás agentes educativos de la comunidad, el éxito educativo de todo el alumnado.

Así pues, el actual escenario educativo exige trabajar conjuntamente por lograr una participación plena[2] de todos los miembros de la comunidad educativa.  Participación, que no podrá ser efectiva mientras no se logre una escuela democrática. Un centro educativo democrático se caracteriza por el diálogo igualitario del profesorado con los padres y madres y familias. Lo que supone horizontalidad y no autoridad impositiva. Desde esta perspectiva, la ley de autoridad puesta en funcionamiento por algunas comunidades autónomas constituye un obstáculo para la democratización del centro. Igualmente ocurre al eliminar, la reforma educativa, los aspectos decisorios del Consejo Escolar y dotar al director de una autoridad al margen de la comunidad educativa. Son todos ellos aspectos que deterioran y machacan la participación democrática, alejando así toda posibilidad de éxito de todo el alumnado. Por tanto, una escuela democrática debe de tener en cuenta, al menos dos requisitos:[3]

1. – Que la educación obligatoria ha de organizarse de tal manera que se creen las situaciones que garanticen el éxito escolar para todo el alumnado. Éxito que debe suponer desarrollar una educación de calidad para todo el alumnado.  Es decir, apostar por una enseñaza de máximos para todos y nunca caer en la tentación de rebajar los niveles para una parte del alumnado.

2. - La participación de familiares, alumnado, profesorado, etc. en la gestión de los centros tiene que salir de la situación de inutilidad total en que se encuentra. La participación real debe buscar fórmulas de implicación de alumnado, padres, profesorado y gentes del entorno.

Requisitos que permitirán superar las desigualdades educativas, los problemas de rendimiento académico, de convivencia, de abandono escolar, de exclusión, de repeticiones inútiles, de tiempos iguales para el aprendizaje, a través de la participación de los y las estudiantes, sus padres y demás miembros de la comunidad escolar en la gestión del centro educativo. Lo que supone por una parte, crear las condiciones y los contextos adecuados para que las familias participen plena y mayoritariamente en el centro educativo y por otra, conocer y comprobar que existen experiencias, contratadas y avaladas científicamente por la comunidad educativa internacional, de que lograr una participación plena es posible. El proyecto  INCLUD-ED ha definido y clasificado cuatro formas de implicación[4] de las familias que contribuyen al éxito educativo. Aquí solamente vamos a abordar la formación de las familias y la participación en los procesos de toma de decisiones. 

1.- Formación de padres/madres y familias

Hasta ahora, desde la Federaciones y AMPAS se han potenciado escuelas de padres y madres, con la intención de ayudar a las familias para una mejor intervención en la educación de los hijos, así como en centro educativo. Formación que hasta ahora no ha conseguido grandes éxitos, además de tener algunos inconvenientes. El primero que los destinatarios son grupos reducidos de progenitores. Segundo que, la mayoría de las veces, es una formación descontextualiza del centro y comunidad educativa. Tercero que apenas inciden en la mejora del centro y rendimiento educativo de todo el alumnado.

Los inconvenientes enumerados anteriormente son suficientes para pensar en que el modelo de “escuela de Padres” tal y como actualmente se lleva a cabo es un modelo desfasado que no responde a las necesidades formativas de la mayoría de las familias y al de su implicación en el centro educativo. Por tanto, es necesario plantearse un modelo formativo que permita que todas las familias que lo deseen puedan participar de la formación que realmente necesitan. Modelo que debe permitir que los y las participantes sean protagonistas de su propio aprendizaje. Que el escenario de la formación sea el centro educativo, que los horarios sean lo suficientemente flexibles para que puedan participar todas las familias que así lo decidan.

2.- La participación en procesos de toma de decisión

La toma de decisiones es la esencia de la participación. Si no tomamos parte en determinadas decisiones que van a permitir la mejora del centro educativos no se puede hablar de verdadera participación. Experiencias de éxito, contratadas científicamente por la comunidad educativa internacional, han demostrado que la participación colectiva y decisoria, de todos los integrantes de la comunidad educativa constituye un aval de la inclusión y el éxito educativo.  Lograr la participación colectiva y decisoria de padres y madres, debe de ser un objetivo prioritario e irrenunciable, de claustros y AMPAS, a fin de salir de la situación actual y lograr la participación de las familias como parte integrante del centro educativo

La participación colectiva es el mejor medio para trabajar conjuntamente, en la búsqueda de soluciones a los problemas que dificultan la mejora del centro educativo. Desde la participación colectiva y decisoria, se puede lograr un aprendizaje óptimo de todo el alumnado, así como la  igualdad de oportunidades en el proceso, a pesar de las diferencias sociales, étnicas, de género, etc,  en el acceso al centro educativo. y de resultados. La participación colectiva permite buscar los recursos necesarios para atender toda la diversidad del aula.

Evidentemente, el AMPA en cuanto que es una organización que agrupa a personas organizadas, puede emprender acciones colectivas que incidan en la mejora de la calidad educativa del centro. Eso si, siempre que ofrezca un proyecto abierto a la participación de las familias de la comunidad educativa.  De ahí, la importancia de que la AMPA ofrezca a la familias un proyecto en el que se recojan las actuaciones que pretende desarrollar a lo largo del curso. Además el conocimiento del proyecto posibilitará que todas las familias, que lo deseen, encuentren un lugar, que les permita contribuir en la mejorar la educación de sus hijos. Con este proceder se irían eliminando las reuniones inútiles que, no resuelven los verdaderos problemas que preocupan a muchas familias: suspensos, repeticiones, problemas de convivencia, mejora de los resultados académicos, formación de madres y padres y un largo etcétera.

Ahora bien, aunque el colectivo de padres y madres, a través del AMPA, pueda conseguir una mayor implicación de las familias a través de actuaciones que interesen a todos, para lograr mejoras educativas significativas, es necesario plantearse actuaciones conjuntas con el colectivo del profesorado. De ahí la necesidad de buscar todas las posibilidades al alcance para que ambos colectivos se pongan de acuerdo en un proyecto común y compartido donde quede reflejado las tareas a las que cada uno se compromete: talleres, biblioteca, apertura del centro por la tarde, compromisos pedagógicos, colaboración en actividades del aula a través de grupos interactivos, lecturas dialógicas, bibliotecas tutorizadas y un largo etcétera. Lo que, sin lugar a dudas, supone un reto para la transformación del centro educativo.

Es verdad que la participación colectiva del grupo de padres y madres (AMPA) logrará un AMPA mucho más fuerte y una mayor incidencia en la participación en el centro educativo. Igualmente hay decir del claustro que, en la medida que actúe como un grupo cohesionado en el desarrollo del proyecto educativo logrará significativos avances en la mejora del funcionamiento del centro. Pero, seguirá sin solucionar los problemas de fondo que aquejan al centro, en especial el que más preocupa a toda la comunidad educativa, el de las repeticiones y fracaso escolar.

Por tanto, si el objetivo de los padres y madres organizados en AMPAS y el de los equipos docentes es la de conseguir la mejora del centro para conseguir el éxito educativo del todo el alumnado, no se puede seguir actuando como hasta ahora. Es decir, cada uno por su lado, los padres y madres por una parte y el profesorado por otra. Es necesario que ambos colectivos se planteen una participación más amplia en la que quepan todos las personas que realmente quieren participar. En un centro educativo hay tantas tareas que hacer que todos los que quieran arrimar el hombro: padres y madres, vecinos, estudiantes es decir cualquier personas que quiera colaborar debe de tener un hueco que llenar: talleres, biblioteca del centro, participación en el plan de lectura, comisiones de trabajo. Etc.

Resumiendo:

El nuevo escenario educativo de la sociedad de la información requiere de las AMPAs

a) Revisar cual debe ser su papel en el nuevo escenario de la sociedad de la información. Es decir, si sus objetivos, actividades, participación en el centro educativo, estructuran organizativa etc., son los adecuados al contexto educativo actual.

b) Valoración y replanteamiento de la incidencia que tienen, las actividades que actualmente realizan para la mejora de los aprendizajes de todo el alumnado.

c. Impulsar las condiciones y los contextos adecuados para que las familias participen plena y mayoritariamente en el centro educativo

d). Buscar estrategias y medios para contribuir a la transformación de los centros educativos en centros de éxito y acabar, así, con los escandalosos porcentajes de fracaso y abandono escolar.

e) Revisar el modelo de formación de “escuelas de padres”, a fin de que pueda responder a las necesidades participativas de las familias.

f) El principal objetivo de una AMPA en la sociedad de la información debe ser, la de intervenir junto con los demás integrantes de la comunidad educativa, en la transformación de la escuela en un centro de calidad para todo el alumnado

El nuevo escenario educativo de la sociedad de la información requiere de los claustros y equipos directivos

a) Apostar por abrir el centro a la comunidad.

b) Impulsar la participación real de las familias en la vida del centro.

c) Trabajar por superar prácticas educativas heredadas de la sociedad industrial que contribuyen a prolongan un sistema educativo selectivo, excluyente y piramidal.

d) Adecuar los procesos de aprendizaje a un escenario más allá del aula y a un tiempo flexible que se adecue a los diversos ritmos de aprendizaje, a fin de superar el fracaso escolar de una parte del alumnado.

e) Tomar conciencia de que el aprendizaje del alumnado no depende solo de lo que ocurre en el aula, sino también de lo que ocurre en la calle, en la casa, en la televisión, en Internet y en cualquier ámbito en el que se desenvuelven

 15 de enero de 2013
Ginés Martínez Cerón
Asociación Educación Pública Siglo XXI




[1] Ramón Flecha y Silvia Molina. Revista Padres y Madres, página. 15
[2] Entendemos la participación en el centro educativo como toda acción que nos lleve a tomar parte en algún asunto, para compartir con los demás miembros, del centro educativo, determinadas decisiones que van a influir en su mejora. Toma de  decisiones que tiene que ser directa y no delegada sobre lo que afecta al centro. Lo que supone asumir la responsabilidad e implicación, tanto personal como colectiva, en aquellas situaciones y problemas que hayan de solucionarse, así como en las actuaciones a planificar.
[3] Rafael Feito y Juan Ignacio López (eds.): Construyendo escuelas democráticas. Barcelona: Hipatia, 2008.  La comunidad científica internacional ha dado continuidad al interés generado por este tema desarrollando investigaciones como la que los autores (Rafael Feito y Juan Ignacio López) presentan sobre diversos centros educativos democráticos del contexto español de forma rigurosa y sistemática.

1 comentario:

  1. De entre todas las organizaciones posibles, la distribución de los alumnos en grupos estables e independientes y el reparto del tiempo en sesiones de una hora es la más extendida y, aparentemente, la que mejor funciona. También es la única que conocemos, por lo que nos resulta difícil concebir o desenvolvernos fuera de ella. Sin embargo hay otras.

    Por ejemplo, imaginemos que en una escuela, además de aulas, hubiera otro tipo de espacios: talleres, patios, porches cubiertos, rincones y otros lugares donde encontrarse. Imaginemos también que, en algún momento del día, la circulación por estos espacios fuera libre; es decir, que cada cual pudiera decidir dónde quería ir según lo que se estuviera haciendo en cada uno de estos lugares: construir, leer, hablar en inglés, ensayar una obra de teatro, escribir cuentos, resolver acertijos matemáticos o cualquier otra actividad que se hubiera considerado necesaria dentro de un diseño educativo.

    Para prevenir el posible desbarajuste no harían falta muchas reglas: todo el mundo tiene que elegir una actividad y permanecer en ella hasta que termine, no se puede abandonar un proyecto sin una buena justificación, y otras por el estilo.

    Cada uno de estos lugares y actividades estaría atendido por uno o más tutores, que no solo serían profesores, sino también alumnos (los más mayores, los que ya podían enseñar lo que ellos habían aprendido) y otras personas (padres, abuelos, vecinos, amigos, tíos) que estuvieran dispuestas a colaborar y asumieran este compromiso.
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/sobre-tiempos-y-espacios

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