La reforma ignora aquellas
medidas recomendadas por los mismos informes internacionales
A lo largo del último cuatrimestre de 2012 se han publicado en este blog una serie de artículos que
recogían al análisis de los principales aspectos que, el proyecto de reforma de
la LOMCE, introduce en la legislación: los itinerarios y reválidas, eliminación
de la participación decisoria de los Consejos Escolares, el aumento del fracaso
escolar a que conduce la reforma por su carácter selectivo y meritocrático,
vuelta a la alternativa obligatoria de la religión, más privatización y
mercantilismo educativo, etc.
Pero, la reforma educativa, al tener un sesgo de marcado
carácter ideológico, no solo ha introducido aquellos aspectos que favorecen y
potencia dicha ideología: mercantilismo, selección, exclusión y segregación,
autoritarismo, privatización de la educación pública; sino que ha excluido aquellos
otros aspectos que, a pesar de estar avalados por la comunidad científica
internacional, ha demostrado su eficacia al reducir significativamente el
absentismo, el fracaso escolar y la indisciplina en la aulas. Además, de haber
ignorado aquellas otras medidas recomendadas por los mismos informes
internacionales, como PISA, a los que, el proyecto de reforma, acude con tanto
fervor, para justificar lo que le interesa y obviar lo que no le interesa.
Por tanto, se trata de poner encima de la mesa aquellos
aspectos que la reforma ha eludido y que demostrarían no solamente que no se
trata de una reforma ideológica, revanchista, complaciente con la Iglesia y la
patronal, sino que su objetivo sería realmente la mejora de la educación. ¿Acaso
la formación del profesorado no
tendría que figurar como un elemento esencial de la reforma? ¿Acaso la participación e implicación de las familias,
en el centro educativo, no constituye en la actualidad un elemento
indispensable para la mejora educativa? ¿Acaso las altas tasas de repetidores no son un lastre que alimenta el
abandono y el fracaso? ¿Dónde se encuentra la
atención personalizada desde los primeros cursos de Primaria única garantía
de que todo el alumnado logre el éxito? ¿Acaso la escolarización temprana no es un seguro de equidad? ¿Acaso la
organización rígida e inmóvil del tiempo escolar por otra flexible y móvil
no es una condición esencial para una atención a la diversidad de los ritmos de
aprendizaje? ¿En que lugar la reforma habla de los recursos humanos y materiales para
atender debidamente todas las necesidades del alumnado? ¿En qué lugar se
encuentra en el texto de la reforma algo referente a la organización de las aulas y a los métodos pedagógicos?
Sin embargo, es un hecho que la formación del profesorado no aparece en ningún lugar como tal. El
proyecto de reforma alude en tres ocasiones a la formación la primera, cuando
habla del futuro estatuto docente, la segunda, cuando trata de del acceso a la dirección: se deberá “estar en posesión de la certificación acreditativa
de haber superado un curso de formación sobre el desarrollo de la función
directiva” y en tercer lugar, cuando dice “ las TIC serán también una herramienta
clave en la formación del profesorado”. La participación e implicación de las familias clave para
elevar la calidad de la enseñanza, reducir
el fracaso y lograr una enseñanza de calidad, no solamente no aparece, sino que se socava al excluirla de las decisiones del Consejo
Escolar . Respecto a las altas tasas de repetidores tampoco se incluye
medida alguna que permita su reducción como recomiendan los informes Pisa. La parcialización y división de
contenidos en más asignatura desde primaria separando el Conocimiento del Medio
en Ciencias Naturales y Sociales o
agrupando las asignaturas de secundaria en troncales, específicas y de
especialización van en la dirección contraria a lo que debería ser un currículum
integrado e interdisciplinar.
Es una evidencia que demuestra que la reforma no tiene por
objetivo mejorar el sistema educativo, ni tan siquiera resolver los problemas más
graves que arrastra. Si la reforma tuviera como objetivo
real corregir los problemas actuales habría introducido medidas en dicha dirección.
Por tanto, esta reforma pasará a la historia educativa de nuestro país sin
haber logrado corregir aquellos aspectos que dificultan un avance hacia un
sistema que desde la equidad logre la calidad que le falta. Lo que viene a
confirmar una vez más que “por lo general, las
reformas se suceden una tras otra, en un movimiento pendular de avances y
retrocesos, sin alterar lo que de hecho
acontece en las instituciones educativas y, sobre todo, en las aulas. Que,
en el mejor de los casos, sólo consisten en una muestra de las buenas
intenciones de los reformadores en relación con la mejora del sistema educativo
y, en el peor, una cortina de humo para distraer a los actores implicados
–profesores, alumnos, padres, etc. y ocultar la ausencia de una política
efectiva de mejora. Tanto en uno como en otro caso, se añade, las reformas
devienen en un ritual que justifica la existencia de los reformadores y
legitima una determinada situación política”[1]
Además, una reforma pensada y diseñada de espaldas al profesorado,
las familias, las AMPAs, y personas vinculadas al mundo educativo, tiene todas
las papeletas para su fracaso. El negar la participación a la comunidad
educativa y agentes educativos, algo inusual en legislaciones precedentes,
demuestra cuales son sus objetivos tanto explícitos como ocultos, su
imposición. Eso si, con la excepción de la Iglesia jerárquica y la patronal que
son las únicas organizaciones que han podido introducir aquellas enmiendas favorables,
no a la mejora de la educación sino, a sus intereses adoctrinadores e ideológicos.
En consecuencia, el proyecto de reforma que dirige el Sr. Wert supone un giro sin precedentes en la historia educativa, que nos devolverán, si la
comunidad educativa no es capaz de pararla, a un sistema mucho más selectivo y
excluyente, lejos, muy lejos de las medidas y necesidades que los centros,
aulas, profesorado, alumnado y familias necesitan.
En artículos sucesivos se irán abordando aquellos aspectos
que la reforma ha eludido y que de introducirse en la reforma se iniciaría el
camino hacia la solución de muchos de los problemas reales que la comunidad
educativa vive en el día a día en el tajo educativo.
21 de enero de 2013
Ginés Martínez Cerón
Educación Pública Siglo XXI
En la educación pública los profesores pasan de todo. Y se toman a pitorreo a los alumnos. Es un coladero. Si esta así la pública no me imagino la privada.
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