Uno de los objetivos de la Escuela Pública en la actualidad es reducir y
eliminar la brecha, aún existente, entre alumnado aventajado y con desventaja, entre alumnado que tiene y que no tiene
éxito, entre un alumnado que llega a los máximos y otro que no llega o que
solamente llega a los mínimos. Es
una realidad, que muchos alumnos y
alumnas, encuentran dificultades para su aprendizaje con el funcionamiento
actual de la escuela. ¿ Se puede considerar normal que en pleno siglo XXI siga
existiendo un porcentaje considerable de alumnado que a lo largo de su
itinerario educativo, 3 – 16 años,
la escuela no sea capaz de romper las barreras que dificultan un aprendizaje
normalizado?. ¿ Cuál será el futuro de esos niños y niñas cuando se incorporen
como ciudanos y ciudadanas a la vida laboral?.¿ Se puede considerar una escuela
de todos y todas aquella, en la
que solamente una parte de su
alumnado consigue el éxito educativo?.
Sin lugar a dudas, ese porcentaje de alumnado es el que
alimenta las repeticiones, y puebla las aulas no ordinarias, contribuyendo a aumentar las deficiencias del sistema
educativo. Porque “la repetición estigmatiza, es ineficaz y una auténtica
pérdida de tiempo. Pisa demuestra que los estudiantes que repiten un curso
escolar no obtienen ningún logro relevante en su rendimiento, pero pierden un
año en su vida laboral[1]
. Es una evidencia que este alumnado, al que la escuela no le resuelve las
dificultades de aprendizaje desde el momento que se detecta, está destinado a
programas de compensatoria, apoyos, refueerzos, etc. Programas que han demostrado su ineficacia, a pesar de
hababer sido creados y aplicados con las mejores intenciones, como demuestran
los reslultados obtenidos por el alumnado que los transita. Como dice Levin[2],
los programas de educación compensatoria no son efectivos por ser incapaces de generar
expectativas positivas de aprendizaje y de éxito educativo.
Seguir prolongando esta situación en una gran mayoría
de escuelas puede ser debido, a la concepción educativa que aún pervive, en una
parte importante de la comunidad educativa. Al pensar que las dificultades que
encuentra el niño y la niña en sus aprendizajes son debidas a dificultades
personales. Lo que inmoviliza tanto al profesorado coma a familias, en la
búsqueda de otras actuaciones educativas que permitan erradicar este lastre que
impide, el éxito educativo de todo el alumnnado.
Por tanto, es hora de plantearse, desde la comunidad
educativa, porque se siguen aplicando actuaciones educativas incapaces de
reducir drásticamente las diferencias entre un tipo de alumnado y otro. ¿Cuál
es la razón de que se sigan reproduciendo actuaciones educativas que año tras
año no han resuelto el problema de la disparidad de rendimientos académicos y
fracaso escolar? ¿Qué hace faltal para convencerse de que determinadas
actuacciones educativas que se aplican en las aulas no logran unos resultados
académicos aceptables para todo el alumnado? ¿Qué hace falta para convencerse
que el segmento de alumnado más desventajado no mejorará mientras se sigan
aplicando actuaciones educativas ya desfasadas?. ¿Qué hace falta para que los
centros y las aulas se abran a los aprendizajes propios de la sociedad de la
información asumiendo que el aprendizzaje es el resultado de las interacciones
que se le proporcionen al alumnando? ¿Qué hace falta para convencerse que las
dificultades que encuentra una parte del alumnado en lograr el éxito educatiavo
no es meramente individudal sino
que está asociada a la cantidad y calidad de las interacciiónes que vive?
El inicio de curso quiazás sea un momento privilegiado
para que desde la comunidad educativa: equipos directivos, claustros, familias,
AMPAs y agentes educativos se se cuestionen algunos aspectos como: ¿ en qué se
apoyan y fundamentan determinadas prácticas escolares que hasta el momento han sido ineficaces para lograr los
aprendizajes de todo el alumnado? ¿ En qué medida nuestro centro “garantiza a todo el alumnado”,
independientemente de su situación de partida, los aprendizajes necesarios para
lograr el éxito educativo?. ¿En qué medida las orgnización del aula, los
agrupamientos, la atención a la diversidad del centro educativo al que
pertenezco satisface las necesidades de aprendizaje de todos los niños y las niñas?
Sin embargo, el
inicio de curso, excepto en raras excepciones, se parece al del año annterior y
al del anterior prácticamente en todo, en la distribución de los espacios, en
la organización de las aulas, en la distrubución del alumnado, en los programas
a aplicar al alumnado desventajado, en la relación con los padres y madres, en
la apertura del centro a la comunidad educativa, en la ficción de la participación
que impide a las familias que se ilusionen por la escuela de sus hijos e hijas.
etc.
Por tanto, stop a cualquier actuación educativa y proyecto, por
muy innovador que sea y que no tenga el aval del éxito para todos. Hoy en la
sociedad de la información es fácil acceder a experiencias de éxito avaladas
por la comunidad científica que indican los elementos necesarios que habría que cambiar para que la escuela
reduzca cualquier barrera que impide el aprendizaje de máximos para todos. Se trata en definitiva, de conseguir
que la escuela de todos y para
todos no solo sea a la entrada, sino a la salida, es decir, que todo niño y
niña independientemente de su
situación de partida sale con el título debajo del brazo.
Ginés Martínez
Pertenece a la Asociación
Educación Pública
Siglo XXI
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